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Vecinos de Tabarca piden servicios que eviten la despoblación de la isla

Los residentes reclaman un médico de forma permanente, un helipuerto 24 horas y transporte regular

Tabarca pide servicios que eviten su despoblación

De «genocidio cultural». Así califican los vecinos de Tabarca la despoblación paulatina que sufre la isla, como consecuencia de la falta de servicios y oportunidades para sus residentes. En este sentido, alertan de que el proyecto de la Conselleria de Territorio y el Ayuntamiento para limitar la llegada de turistas, sobre todo en los meses de verano con el objetivo de preservar la reserva marina, sería la puntilla a esta situación. «Sería el genocidio definitivo, la tercera despoblación de la isla», señala Carmen Martí, presidenta de la asociación de vecinos Tabarca, creada recientemente.

Actualmente sólo medio centenar de personas vive de manera permanente en Tabarca. «La poca vida de la isla se mantiene gracias a una quincena de negocios destinados al turismo» que trabajan sólo dos meses al año. De esta manera, Martí pide que las decisiones que se tomen respecto a Tabarca por parte del Gobierno y desde el Ayuntamiento «sean consensuadas con los vecinos y que no se confunda economía con el medio ambiente».

Limitaciones de la reserva

Desde mediados de los años 80, la isla de Tabarca está catalogada como reserva marina. Un ecosistema a preservar, pero con una enorme «letra pequeña» para sus vecinos, que en ocasiones se han sentido engañados y desilusionados, «porque se nos ha privado de nuestra auténtica cultura, la pesca y el mar, y de poderla transmitir a nuestros hijos y nietos». Y es que la catalogación de reserva marina impide la pesca en cualquier punto de la isla. «No nos queda ni el derecho ribereño, que nos permitía tener una caña por casa. Ahora tienes que ser rico y tener un barco para salir de nuestro pueblo», lamenta Carmen Martí. Las prohibiciones de la reserva también limitan el tipo de arte de pesca que se practica, impiden el buceo sin permiso o, más recientemente, atracar en el puerto.

Los residentes critican que otras zonas con praderas de posidonia, como Calpe o Moraira, no tienen tantas limitaciones.

Entre los servicios que reclaman para la isla, destacan un médico y señalización para que el helicóptero pueda aterrizar también por las noches. «Sólo tenemos un enfermero y en verano un médico dos horas al día. Solamente pedimos vivir con la misma dignidad que en el resto de barrios de Alicante, donde los vecinos tienen asistencia sanitaria continuada», afirma Martí. Un transporte regular es otra de las reivindicaciones históricas de los vecinos de la isla, ya que en invierno sólo hay una compañía que conecte la isla con Santa Pola. «El primer barco sale a las 10,30 de la mañana, por lo que apenas da tiempo a hacer nada». Y aunque la luz y el alcantarillado llegaron por fin a la isla en el año 1998, «entonces nos prometieron fibra óptica y todavía no sabemos nada, igual que el emisario submarino que evite el vertido de aguas fecales». Una falta de servicios que, en definitiva, «provoca que nuestros hijos tengan que buscar una oportunidad fuera de la isla».

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