El día que Antonio Tejero se subió a la tribuna del Congreso de los Diputados y gritó la célebre frase: "¡Quieto todo el mundo!", seguro que, en lo más profundo de su corazón, deseaba que aunque no se perpetrara el golpe de estado, su nombre quedara sellado a fuego en la historia viva del país.

Lo que quizá no imagine este exteniente coronel de la Guardia Civil es que a pesar de todo el revuelo que montó hace hoy 35 años un 23 de febrero junto a algunos mandos militares, su imagen, entre las nuevas generaciones, está más "demodé" que los dibujos animados de "Candy Candy".

Hay dos razones básicas para que este personaje histórico no se rememore entre los jóvenes con la misma fuerza que "Chanquete" o Epi y Blas. La primera, según algunos profesores de historia de centros de secundaria alicantino, es que ya han pasado muchos años, "e incluso los padres de algunos de nuestros alumnos eran muy pequeños cuando todo esto sucedió, y tampoco se les ha quedado tan marcado". La segunda es que en los temarios actuales un estudiante puede estar hasta segundo de bachillerato sin leer ni una línea sobre historia contemporánea. "Sólo si cogen la rama humanística ven algo el año antes, pero si optan por otra no se les explica nada de Franco hasta que no empiezan lo que era antes el COU".

Para comprobarlo no tenemos más que dirigirnos a un instituto de Alicante. Optamos por el IES Virgen del Remedio y allí preguntamos a varios chavales sobre el 23-F. Las respuestas son de lo más dispares. Lara y Cristian, que cursan 4º de ESO y que, por lo tanto, no han tenido que examinarse de ningún contenido relacionado con la Transición, aseguran saber bien poco sobre el golpe de estado de 1981. Lara lo relaciona con un atentado que ocurrió fuera de España y le suena algo de un tal Adolfo Suárez, aunque cree que es un presidente de México. Cristian revela que no tiene muy claro cómo ha evolucionado la democracia, ni siquiera sabe describir demasiado bien este término.

Su compañera de curso Sofía sabe que ese día ocurrió algo importante relacionado con el Gobierno, aunque no muy bien qué. Le echa una mano Alejandro, que aunque tiene un año menos, algún dato ha rastreado por ahí a través de sus padres y la televisión, pero se hace un poco de lío con los ejércitos que apoyaron o no a Tejero.

Alberto y Pau, de 2º de Bachillerato, van un poco más encaminados, ya que tienen el contenido bastante fresco, al haberlo estudiado este año. Sin embargo, confunde el nombre de Tejero con el de Fernando. Al parecer se acuerda más del personaje de "Aquí no hay quien viva", que incluso con bigote y tricornio poco tendría que ver con el golpista.

La boliviana Elisabeth, que cursa 1º de Bachillerato, no apunta mal cuando asegura que en ese momento "la democracia española no era demasiado fuerte". Sus conocimientos son buenos y ni sus padres ni sus abuelos vivieron en España cuando sucedió el golpe. Por el contrario, su compañero de clase marroquí Medi, aunque sabe que hubo un intento de golpe de Estado, cree que Suárez fue el que irrumpió el hemiciclo del Congreso y comenzó a disparar al techo.

Según los profesores antes citados, en la educación secundaria española, como hemos observado, hay grandes lagunas respecto a un tema que no deja de estar íntimamente relacionado con la democracia que hoy tenemos.