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Las matemáticas predicen el fin de la costa

La UA alerta de que el calentamiento global supondrá la desaparición de parte del litoral alicantino

El profesor de Matemática Aplicada David García, en la Universidad de Alicante. Pilar Cortés

Dos grados de calentamiento parecen pocos pero, según las matemáticas, la ecuación está clara: supondrán un aumento de al menos 50 centímetros del nivel del Mediterráneo y con ello quedarán bajo las aguas el Puerto, las playas alicantinas, la avenida de Elche, la nueva estación de autobuses, las salinas de Santa Pola y el Puerto de Valencia. No es una película sino una realidad a final de siglo, según la proyección realizada por el profesor de Matemática Aplicada de la Universidad de Alicante David García, quien se basa en simulaciones para alertar de que el objetivo de dos grados de aumento de la temperatura del planeta que se marcó la cumbre del clima de París el pasado diciembre «es una barbaridad».

«Además, esos dos grados no se van a conseguir porque no se ha tomado ninguna medida en firme. Para ello en 2050 tendríamos que haber reducido entre un 50% y un 80% las emisiones de CO2. En la cumbre de París se reunieron expertos de 195 países, que sólo reconocieron el problema y se propusieron que el calentamiento no suba más de ese límite, como si fuera poco y se pudiera aguantar. Si seguimos 30 años como hasta ahora con las emisiones va a ser imposible no rebasarlos», afirmó García, quien habló de «El cambio climático según la ciencia» dentro del mes cultural de la Escuela Politécnica de Alicante.

Es tal el efecto devastador de las emisiones que, aunque se pararan en seco hoy mismo, el mar seguiría subiendo durante 150 años hasta desacelerarse, dijo. Al ritmo actual de emisiones, las matemáticas hablan: la temperatura a final de siglo no habrá aumentado en dos grados, sino en cuatro, lo que causaría una subida del nivel del mar de al menos 80 centímetros. Muy preocupante para el profesor de la Universidad porque, según preconizó, niños de hoy sí podrían ver llegar la gran ola que anegará parte de la costa alicantina. Ocurrirá en unos 80 años.

La crecida del Mediterráneo será mucho mayor en cuatro o cinco siglos, de hasta 12 metros, de acuerdo a las simulaciones matemáticas, pero eso nos pilla mucho más lejos. Ya los 50 centímetros que en el mejor de lo casos subirá a final de siglo generarán importantes cambios en la fisonomía y el urbanismo, por ejemplo, de Alicante, según el profesor de Matemática Aplicada. «Que te suba el nivel del mar y dejes de tener un puerto supone que la ciudad cambia totalmente. Esto conllevará problemas añadidos. Si el agua cubre la actual fachada marítima, habrá que rehacer todas las canalizaciones y desagües del plan antirriadas. Y eso sólo en Alicante».

Otras proyecciones con los datos actuales en la mano pasan por una reducción entre el 10% y el 20% de las lluvias en el litoral mediterráneo; el incremento en un mes más de los días consecutivos sin precipitaciones en Alicante; y por contra tendríamos 25 días calurosos más al año.

El cambio climático supondrá también más humedad en el ambiente y la acidificación de mares y océanos. «Se vuelven más ácidos porque una cuarta del CO2 se queda en el mar, reacciona con el agua y los iones de carbono que tienen los corales, y éstos y las conchas se deshacen. Conforme aumenta el ph del océano habrá más zonas que se quedarán sin plancton, que es la base de la cadena alimenticia del mar».

Las simulaciones avanzan que los efectos de esos dos grados como mínimo de calentamiento global serán aún más graves para zonas como algunas islas de Polinesia o Bangladesh, «que desaparecerán al quedarse sin sitio. Lo mismo que Pekín. Afectará a muchas zonas de China muy pobladas y si no hay dinero para hacer algo se iniciarán migraciones como las actuales de los refugiados de Siria. No poder vivir ahí y el instinto de supervivencia llevará a las personas hasta donde haga falta». Con estas negativas predicciones que las matemáticas le permiten hacer, el profesor alicantino considera que las autoridades mundiales deberían estar mucho más pendientes del cambio climático. «Se va moviendo muy poco a poco, con la sensación de que da igual y no debería ser así». La reforestación del planeta sería, más allá de la matemática, la mejor fórmula para atajarlo. «En cambio, se sigue deforestando».

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