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El Tajo recupera reservas y abre la puerta a un trasvase a final de mes

Entrepeñas y Buendía alcanzan los 336 hm3, la «línea roja» por debajo de la cual no habría envío

La cabecera del Tajo abre la puerta a un trasvase

«No sería la primera vez que en una situación de sequía sucediera, de repente, un periodo de lluvias que recuperara los embalses de Entrepeñas y Buendía». Las palabras de José María Claver, presidente del Acueducto Tajo-Segura, en Alicante a mediados de pasado noviembre, cuando el Ministerio de Agricultura acababa de comunicar el cierre del grifo del agua del Tajo para el regadío van camino de ser premonitorias. Las lluvias que han caído sobre la cabecera de la cuenca cedente en lo que va de mes de enero han tenido un efecto «milagroso» en la toma del agua del Tajo-Segura.

El Tajo almacena esta semana el 53,21% de sus reservas, alcanzando la cantidad de 5.844 hm3 y la suma del caudal en los embalses de Entrepeñas, 113 hm3, y Buendia 223 hm3 alcanzan los 336 hm3 -el 4 de enero estaban en 315 hm3- por lo que se ha llegado el nivel de agua por el que la ley del trasvase permite enviar caudales a Alicante.

Una esperanza para los miles de agricultores que dependen del Tajo, según apuntó ayer Ángel Urbina, comunero de Riegos de Levante. «Si se mantienen los caudales adecuados en el Tajo, entre Bolarque y Aranjuez, que ahora dan en Almoguera 7,01m3/s y en el Azud Fuente de la Huelga 8,44 m3/s, a pesar de que no llueve, al final de mes habrá agua para trasvasar, por lo menos los 7,5 hm3 que necesita el abastecimiento, y si hay más y el Gobierno es valiente, algo tendremos caudal para el regadío», subrayó ayer Urbina, que a lo largo de años de gestión hídrica conoce perfectamente lo que es el trasvase «cero».

El Ministerio de Agricultura autorizó el último trasvase de 6 hectómetros cúbicos de agua del Tajo al Segura el pasado diciembre para poder atender las necesidades hídricas de Alicante y Murcia. Un trasvase que volvió a ser de mínimos debido a que el caudal, que no llegó para el regadío, tampoco cubrió todas las necesidades del abastecimiento, lo que obligó a recurrir al agua de la desaladora de Torrevieja para evitar las restricciones al consumo urbano de un millón de alicantinos. Agua que cuesta diez veces más que la del trasvase y que acabará repercutiendo en la tarifa que cobra la Mancomunidad del Taibilla a los ayuntamientos.

El problema no acaba ahí ya que ahora mismo el trasvase está cerrado. Según las normas de explotación derivadas de la aprobación del memorándum, en situaciones de sequía como la actual no habrá transferencia de caudales cuando el nivel de reservas en la cabecera (Entrepeñas y Buendía) se encuentre por debajo de los 336 hm3. La lluvia del viernes pasado alivió por poco la situación -no caía una gota desde el 2 de noviembre- pero ayer volvió el anticiclón y los 21 grados de máxima en municipios como Elche, Orihuela y muchas zonas del campo de la Vega Baja. «Los invernaderos no entienden de lluvias. Necesitan el agua del trasvase y ahora mismo se han lavado las hortalizas pero está en el aire toda la cosecha del próximo verano», subrayó Urbina.

El problema que tiene la cuenca del Segura (Alicante y Murcia) es que el sector agrícola necesita unos 300 hm3 al año y la desaladora de Torrevieja sólo produce unos 30 hm3 debido a que funciona al 40% de su capacidad y en horas nocturnas donde la electricidad es más barata, porque de no ser así el precio del agua para el campo sería aún más prohibitivo.

Volvió el anticiclón

Tras la lluvia del pasado viernes y los fríos del sábado y la madrugada del domingo ayer volvió, como estaba anunciado, el anticiclón y prácticamente no se esperan lluvias en lo que queda de enero. Ayer, las temperaturas máximas volvieron a superar los 20 grados (Alicante se quedó en 20) en buena parte de la provincia y el día fue típico de la primavera. Una jornada nada buena para el campo.

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