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Seis meses como tope y a partir de ahí, un contrato

No más de seis meses de prácticas y, a partir de ahí, exigir un contrato. Es la premisa que aconsejan desde la Universidad Miguel Hernández a sus estudiantes. «Pasado ese periodo invitamos a las empresas a formalizar un contrato, ya que entendemos que el alumno está cualificado para el puesto», explica Lola López desde el Observatorio Ocupacional. El caso es que el alumno ya empieza a exigir recibir al menos una dieta para los gastos de traslado a la empresa, incluso los primeros meses. No están dispuestos a ofrecer su talento gratuitamente y las empresas empiezan a entenderlo.

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