Le llevan comida a diario, así como mantas y dinero. Vecinos del barrio de San Blas se han volcado en ayudar a un indigente de origen rumano que desde hace un par de semanas duerme al raso en las inmediaciones del centro de salud del barrio.
Este inmigrante, soldador de profesión y que lleva en Alicante apenas 20 días, ha hecho de la acera su hogar y con la aportación de los residentes ha montado un improvisado dormitorio en el que no falta ni la cama ni la mesilla de noche. «Hace dos días la policía se lo quitó, pero le hemos vuelto a dar de todo», señala M. L. G., una de las vecinas que está ayudando a este hombre. Con el poco castellano que habla explica que llegó a España en busca de trabajo, que aquí no tiene familia y que la única ayuda que está recibiendo es la que le aportan los vecinos y el albergue, donde acude a ducharse. Su tiempo lo mata haciendo «sudokus» mientras espera una oportunidad.
«Le hemos comprado una tarjeta para la cabina de teléfono para que pueda llamar a su hijo que parece ser que vive en Italia y se ha puesto muy contento», cuenta M. L. G. «Nos da mucha pena que se muera de frío o que alguien por la noche le pueda hacer algo -añade esta vecina-. Todos los niños del barrio están muy sensibilizados y le llevan fruta».
