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«Los belgas no piensan cambiar su vida»

Una joven alicantina que trabaja en Bruselas narra cómo la ciudad recupera la normalidad tras la alerta máxima por terrorismo

«Los belgas no piensan cambiar su vida»

Marina Barranco ayer no pudo acudir a su trabajo en Bruselas. Esta alicantina, que reside desde hace dos meses en la capital belga, se tuvo que quedar como miles de trabajadores más en su casa, «ya que las líneas de metro aún no funcionaban y desplazarse en bicicleta es casi imposible porque ha nevado y hace mucho frío».

La «capital» de Europa comienza poco a poco a suavizar las férreas medidas de seguridad que se decretaron el pasado fin de semana a raíz de los atentados de Parísférreas medidas de seguridad . «Hoy -por ayer- ya funcionan algunas líneas de metro y los autobuses hacen las rutas con normalidad». Aunque el fin de semana Marina lo pasó en Berlín, esta joven de 24 años cuenta que la ciudad se quedó completamente desierta. «Mi novio y mis amigos me decían que la gente prefería quedarse en su casa o reunirse en espacios al aire libre, como los parques, por miedo a que hubiera un atentado».

Días antes ya comenzó a notarse una inusual presencia de las fuerzas de seguridad. «A finales de la semana pasada en el metro había muchísima más policía que un día normal y en el aeropuerto la presencia de los agentes era muy llamativa», señala esta joven que estudió Ingeniería Civil en la Universidad de Alicante y que trabaja para una empresa de organización de eventos.

Cuando Barranco llegó el lunes a Bruselas se encontró con una ciudad medio colapsada debido al intenso tráfico. «Las líneas de metro estaban cerradas y las de autobús no funcionaban, la única posibilidad era moverte en coche y Bruselas es una ciudad muy complicada para conducir».

Sin embargo, pasada la psicosis inicial del fin de semana, Barranco asegura que los jóvenes no están dispuestos a cambiar sus planes y su forma de vida a causa de la amenaza terrorista. «Nadie de los que conozco ha cancelado algún plan o piensa variar sus rutinas por esto. Tengo amigos que han comprado entradas para conciertos multitudinarios y otros que tienen que coger aviones en la próxima semana. Nadie se plantea cambiar sus planes a causa del miedo».

Y es que en general, añade Marina Barranco, «los belgas piensan que el gobierno está exagerando un poco todo esto de la alerta terrorista».

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