La huerta de Alicante tiene una extensión de 3.700 hectáreas repartidas entre Mutxamel, Sant Joan y la capital. El agua y la tierra generaron en la Edad Media riqueza y facilitaron la formación de los núcleos de población agrupada y dispersa.
Según cuenta el experto Antonio Campos Pardillos, había que defender a la ciudadanía para que no abandonase la tierra y el cultivo rentable; de ahí surge a principios de la edad moderna la construcción de las torres que pueblan la huerta.