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Aprender español entre fogones

El chef Virgilio López imparte un programa de inmersión lingüística a través de la cocina

Ayer dio comienzo el primero de los seis talleres que imparte en El Campello el chef Virgilio López pilar cortés

Aprender un idioma metiendo las manos en la masa es el propósito que se han marcado 25 estudiantes americanos entre los fogones del chef Virgilio López Albuera, en El Campello.

Su novedoso programa sobre «inmersión lingüística a través de la cocina» ha obtenido el reconocimiento especial del IMPIVA, y numerosas universidades americanas se han interesado en el curso para dirigir a sus estudiantes durante cuatro meses de formación en el extranjero.

«La ñora no la han visto en su vida y por el simple hecho de preparar una paella aprenden términos técnicos de cocina con la práctica», explica el chef mientras les dirige para que elaboren tortillas de patatas, croquetas y ensaladilla rusa.

Ayer dieron comienzo en Azzaid los talleres de cocina para estudiantes foráneos, en castellano, con el propósito de que a través de las clases aprendan tanto el idioma como la gastronomía de la zona.

«Se imaginan lo que es una croqueta, pero llegan aquí sin saber qué lleva dentro y en cada elaboración se concretan unos términos específicos». En este caso, la bechamel, que aunque tiene origen francés está ya asimilada a nuestra lengua; el jamón desde el punto de vista de los «taquitos», que tampoco dominan estos estudiantes americanos; o incluso el sofrito para potenciar su sabor, al igual que sucede con los trozos de pollo, como explica Virgilio.

Rebozar, rallar con la mandolina y recubrir de semillas, son términos que estos estudiantes asimilarán sin siquiera percatarse mientras elaboran ellos mismos los platos. «Además de la experiencia que adquieren a nivel profesional en la cocina, su vivencia les procura conocimientos añadidos que valoran mucho posteriormente en las encuestas de sus respectivas universidades».

Virgilio López siempre tiene el taller con el cupo de alumnos completo. «Hacemos distintas elaboraciones con una precisión que no es la de un típico curso de tapas», explica, y el plus del aprendizaje de la lengua hace el resto.

Creatividad

Se trata de alumnos que entre sus asignaturas figura la gastronomía y prefieren venir a El Campello para completar su formación con unos talleres prácticos que les permiten cocinar a partir de las indicaciones del chef. «El plan de estudios que propuse con la escuela de cocina ha convencido a las universidades americanas porque el programa es compatible con su formación».

Si algo nos identifica como país es la tortilla de patatas, que no falta en las clases del chef, quien propicia que los estudiantes modifiquen también su típica burguer al modo de una hamburguesa de patata recubierta con semillas, pan rallado y queso. «Quiero que hagan sus propios diseños para potenciar la creatividad, que no es exclusiva de los grandes chefs».

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