«Sentimos impotencia ante las numerosas llamadas de profesores por el tema de las nuevas tecnologías. Hay un antes y un después por el famoso whatsapp». Así resumió ayer Crisálida Rodríguez, una de las coordinadoras del Defensor del Profesor implantado por el sindicato ANPE para recoger las incidencias del día a día en las aulas que llegan al nivel de acoso hacia el profesor.

Los grupos de whatsapp nacen entre padres y alumnos con el propósito de relacionarse tal y como hacemos en sociedad, apunta un experto, pero su mal uso empieza a derivar en situaciones de auténtico acoso y falta de respeto por el docente.

Hasta ahora los diversos informes del defensor no habían incluido el whatsapp como método generador de violencia escolar. En concreto, las faltas de respeto de los alumnos han aumentado un 8% y el mayor número de las llamadas atendidas en este servicio con delegaciones en todas las comunidades corresponden al profesorado de Primaria, en un 39%, seguido a tan solo un punto por el de Secundaria, un 38%. En el nivel de Infantil la cifra disminuye al 9% y en la nueva FPBásica, al 5%.

Entre los conflictos relacionados con los alumnos, el informe de ANPE concreta que un 35% de las llamadas están relacionadas con las faltas de respeto; el 27% con problemas para dar la clase; el 16% con el acoso y amenazas verbales y el 9% con las grabaciones, fotos y comentarios hirientes a través de las redes sociales, que han aumentado dos puntos con respecto al último estudio.

Más graves

«Hay menos llamadas pero los casos denunciados tienen un tinte de mayor gravedad», afirman los coordinadores. El ciberacoso, con grabaciones que se manipulan, existe tanto entre alumnos como del alumno al profesor e incluso del padre al profesor, como afirma Rodríguez.

Como consecuencia, las bajas laborales entre el profesorado por el estado anímico provocado por un conflicto en su trabajo han aumentado dos puntos, hasta el 12% frente a cursos anteriores.

«Muchas veces los padres no escuchan la versión del docente y 75 profesores fueron agredidos por familias de alumnos». El sindicato anima a usar este servicio a modo de «teléfono de la esperanza» del docente frente al denominado «profesor plastilina», como denominan al que no quiere líos y no cuestiona lo que dicen alumnos ni padres ni directores.