Otro mes de espera. Las obras de reforma del colegio público Manjón Cervantes debían acabar en tres meses y su plazo concluía el 1 de noviembre, pero no ha podido ser. Desde el Ayuntamiento, conocedores de lo sensibles que son estas obras para los cerca de 300 alumnos que llevan seis años en barracones, a la espera de que se arregle un centro que fue declarado en ruina técnica por el agrandamiento de las grietas de la fachada, quitan hierro a la demora porque son para «incluir mejoras y, en cualquier caso, no demoran el traslado» que estaba previsto después de Navidad. «Esta demora no se puede comparar con la del anterior equipo de gobierno que fueron años y años», se defiende el edil de Urbanismo, Miguel Ángel Pavón. «Si solo dependiera del Ayuntamiento iría más rápido. Me gustaría que acabara antes pero hay cuestiones burocráticas, requisitos que exigen el visto bueno de la Conselleria de Educación porque la financiación es compartida», añade.
Medio millón de euros pone cada administración que, con la rebaja de la adjudicataria, Constructora San José S. L., va a incluir mejoras de carpintería, la cubierta y pavimentos, que no pueden ejecutarse en su totalidad mientras no llegue la firma de Educación. El Ayuntamiento firmó el proyecto modificado el pasado 20 de octubre y lo presentó al Consell el día 23 del mismo mes.
«La planta baja esta concluida, incluido el nuevo ascensor, en la primera están pintando y colocando la luminaria, y la de la segunda está muy avanzada», afirma. El interior de linóleo, revestimientos, cerrajerías y carpintería, junto a la instalación sanitaria y la pintura de las pistas deportivas se dejan para el último momento para no estropearlo.
