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Cuatro años casi en blanco

La legislatura acaba sin que el Gobierno haya solucionado graves problemas de la red viaria

La legislatura que culminará con las elecciones del próximo 20 de diciembre pasará a la historia por la poca actividad registrada en cuanto a la construcción de nuevas infraestructuras viarias. Los cuatro años del Gobierno del PP han transcurrido sin que se hayan solucionado importantes problemas como la congestión y la siniestralidad en la N-332 a lo largo de todo el litoral, el trazado sinuoso de la autovía hacia Madrid (A-31), la reparación de la A-70 y la A-7 entre Alicante y Crevillent, la transformación de la N-344 en autovía entre Villena y la Font de la Figuera o el desdoblamiento de los accesos al aeropuerto de El Altet. De todas estas actuaciones, tan sólo la autovía por la Font de la Figuera se encuentra en ejecución, aunque a un ritmo lento, y al proyecto del nuevo acceso al aeropuerto sólo a última hora se le ha dado un impulso, pero los trabajos no se han iniciado aún.

La pasada legislatura concluyó con la finalización de la A-7 en el entorno de Alcoy, que entró en servicio apenas tres semanas antes de las elecciones del 20 de noviembre de 2011 y supuso en cierto modo el canto del cisne del Gobierno del PSOE. Desde entonces, las únicas infraestructuras viarias significativas que se han terminado en la provincia son el desdoblamiento de la variante de Benidorm, abierta en abril de 2014, y la ronda sur de Elche, inaugurada en marzo de este mismo año por la ministra de Fomento, Ana Pastor, y la entonces alcaldesa ilicitana Mercedes Alonso. Estas dos actuaciones tienen una notable trascendencia, especialmente la primera, dado que agiliza el tráfico en el principal foco turístico del litoral y ofrece mayor capacidad de vehículos para fechas clave como la Semana Santa y el verano. Sin embargo, al margen de esto, los avances han sido mínimos. Los retrasos en la duplicación del acceso al aeropuerto y en la nueva autovía por la Font de la Figuera son una muestra paradigmática de ello.

La nueva infraestructura a través de esa población valenciana colindante con la provincia unirá las autovías A-31 y A-35, conformando así una tercera ruta entre Alicante y Valencia sólo por vías de gran capacidad. La obra tiene apenas 13 kilómetros de longitud, pero es de gran importancia para el tráfico, dado el elevado trasiego de camiones de esta ruta y la elevada siniestralidad que registra la N-344. Las obras, paralizadas con los recortes dictados por el Gobierno socialista en 2010, se retomaron en 2013, pero su ejecución ha ido avanzando muy lentamente. En cuanto al acceso a El Altet, este mismo sábado se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el proyecto de trazado; el proyecto de construcción definitivo, en cambio, aún está a la espera.

Atajando la siniestralidad

La construcción de las variantes de Altea, Benissa y Gata de Gorgos, y el desdoblamiento de la de Torrevieja, todo ello en la N-332, son algunas de las obras pendientes. En ese último lugar, no obstante, se han hecho mejoras de seguridad vial, para tratar de paliar la elevada siniestralidad. En este sentido, cabe destacar que en los últimos dos años han aumentado las intervenciones en esta materia en distintos puntos de la red viaria estatal en la provincia, después de que el número de accidentes y de heridos se haya incrementado de manera notable. Así, entre otras obras, sobresalen la construcción de una glorieta en un cruce peligroso en l'Alfàs del Pi en la N-332, la reforma de otro empalme conflictivo en esta misma vía en el Campello y la ampliación de la rotonda del enlace entre la A-70 y la A-77 en Alicante.

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