El alcalde, Gabriel Echávarri, instó ayer a Ikea a romper con Enrique Ortiz y a negociar con el Ayuntamiento una salida a su implantación en Alicante que pasaría por una ubicación alternativa a Rabasa. El regidor reitera a la multinacional que si se aferra a su llegada bajo el paraguas de la Actuación Territorial Estratégica que en estos momentos el Consell tiene paralizada, no contarán con el apoyo municipal. Obvió, no obstante, referirse explícitamente al macrocentro comercial anexo a Ikea, foco de la polémica y uno de los ejes de su compromiso electoral de «Ikea sí, macrocentro no».

«Ikea tiene que decidir si va con Enrique Ortiz o con la ciudad de Alicante. No hay más». Ese es el ultimátum lanzado ayer por el regidor después de que dos representantes de la firma dejaran plantado al equipo de gobierno el jueves, levantándose de la reunión al ver entrar a los fotógrafos de los medios de comunicación, y se reunieran después en privado, en un despacho de abogados, con el grupo de Ciudadanos.

«Le pido a Ikea que se defina claramente. No puede decirnos a nosotros que se desvincula del ATE y, al parecer, decirle a Ciudadanos que sólo vendrá con el ATE; que nos diga que le ofrezcamos ubicaciones con seguridad jurídica y rapidez y que diga a Ciudadanos que única y exclusivamente quiere Rabasa», esgrimió el alcalde.

Echávarri aludió así a las declaraciones del líder municipal de Ciudadanos, José Luis Cifuentes, tras su reunión privada con Ikea. Cifuentes aseguró que la multinacional le trasladó que su ubicación en Rabasa, el macrocentro comercial que lleva anexo y su tramitación mediante la herramienta urbanística del ATE eran innegociables y que si el Ayuntamiento no aceptaba sus condiciones se llevarían la inversión a otro lugar del mundo.

Primera reunión

El regidor recordó que ya tuvieron una primera reunión en julio con Ikea. Como avanzó este diario, en ella el tripartito cedió ante la multinacional comprometiéndose a tramitar el macrocentro comercial en Rabasa pese a que en su programa de gobierno pactaron que sólo apoyarían la llegada de la tienda sin el complejo anexo y a buscar alternativas que permitiesen tramitar con rapidez y seguridad jurídica el proyecto, confiando en que a cambio los suecos cedieran rebajando la superficie comercial prevista e, incluso, en la ubicación.

Echávarri subrayó que el equipo de gobierno está trabajando en esas alternativas. «Estamos buscando ubicaciones en julio ya avanzaron espacios como el entorno de Mercalicante o las Atalayas y soluciones urbanísticas y jurídicas para que Ikea se quede en Alicante», indicó ayer el alcalde. Al respecto, destacó que en Rabasa la multinacional no tiene «ni la seguridad jurídica ni la rapidez» que reclama.

«Que nos digan ya, por si tenemos que dejar de trabajar, si sólo quieren estar en Rabasa, sólo con el ATE y sólo de la mano de Enrique Ortiz. Que decidan: Enrique Ortiz o la ciudad de Alicante», destacó Echávarri, quien aseguró que esa decisión está «en el tejado» de Ikea. El regidor consideró que en Rabasa no cuentan con rapidez y seguridad jurídica «porque está judicializado, el Plan Rabasa es nulo y por que allí todo es muy espeso y lento por estar bajo sospecha». Para el alcalde, «si sólo quieren estar en Rabasa, no buscan seguridad jurídica y rapidez, es un proyecto que viene de la mano de Enrique Ortiz y en el que nosotros poco podemos decir, porque decide la Generalitat, pero nos vamos a oponer».

Con todo, el alcalde aseguró que el Ayuntamiento tomará ahora la iniciativa para pedir una reunión a Ikea y seguir negociando. Echávarri explicó que estaban a la espera de que la multinacional se reuniera con el Consell para convocar un encuentro en el que plantearle alternativas. «Si la reunión con la conselleria se retrasa, tomaremos nosotros la iniciativa de pedir una nueva reunión con Ikea», dijo el portavoz del tripartito, Natxo Bellido, quien quiso aclarar que con su comentario del martes tras la reunión frustrada con Ikea «como no estamos acostumbrados a reunirnos ni con delincuentes ni con gente que no quiera hacerse fotos, no sabemos qué pasa», dijo no se refería a los representantes de la multinacional en el primero de los términos.

En cuanto a la reunión con la Conselleria de Infraestructuras, la propia consellera del ramo, María José Salvador, admitió a primeros de agosto que Ikea había solicitado una cita, pero que no se había concertado. Algo que ayer ratificaron fuentes de su departamento, que remitieron a la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra.

«Sin injerencias»

Esta última se mostró confiada en que «Ayuntamiento e Ikea llegarán a un acuerdo por el interés de los alicantinos, que es lo que ahora tiene en primer término: Favorecer los intereses del conjunto de la población y no los del señor Ortiz». Al respecto, aseveró que la negociación debe liderarla Alicante, no el Consell, y que hasta que el Ayuntamiento no tenga un plan «la Generalitat no hará injerencias» para ser «absolutamente respetuosos» con la autonomía local. «Cuando el Ayuntamiento tenga un acuerdo con Ikea, que estoy segura de que llegará, la Generalitat entrará a cumplir sus competencias», subrayó.

«Macrocentro no»

Los comerciantes, por su parte, recuerdan al tripartito y a los grupos de la oposición su compromiso electoral de «Ikea sí, macrocentro no» y reclaman que no se salgan de ese guión en las negociaciones.

El grupo del PP zinstó al tripartito a «explicar en qué punto se encuentran las negociaciones y si Ikea es inamovible con el macrocentro».