Mayor avance hubo, en opinión del tripartito, en otros asuntos como el del Rico Pérez. Enrique Ortiz, quien controla el Hércules y la sociedad propietaria del estadio (Aligestión), accedió a permitir que los técnicos municipales puedan entrar y auditar las obras de la reforma para comprobar si se invirtieron los cuatro millones de euros que reflejaba el contrato de compraventa. No cuatro, sino siete millones es lo que el empresario aseguró haber invertido.

«Ha dicho que no entiende de fútbol», enfatizó con sorpresa el vicealcalde, Miguel Ángel Pavón, quien indicó que también apuntó que «le ha ido muy mal con el Hércules y que no puede dejarlo caer». Pero hubo otra afirmación del empresario que le «preocupó bastante» y que Pavón tachó de «impresentable». «Ha dicho: 'Podéis meter a gente de vuestra confianza en la dirección del Hércules», explicó Pavón, quien le replicó que «esto se ha acabado», haciendo referencia a «episodios lamentables del pasado como la operación que se intentó organizar en torno a Pedro de Gea (anterior presidente de los comerciantes) para desactivar la oposición del pequeño comercio al macrocentro de Ikea».

El portavoz municipal, Natxo Bellido, también indicó que el discurso del empresario fue en la línea de que «no es un hombre de fútbol, que nunca le ha gustado, que le ha costado mucho dinero...» . Preguntado sobre si el empresario había aludido a su declaración, en una entrevista a este diario, de dar un paso atrás al frente del Hércules si sale un inversor serio y solvente, Bellido indicó que «por lo que ha dicho» sí se habría producido algún contacto «aunque él no les concede mucha solvencia».

En cuanto a la búsqueda de inversores por parte del Ayuntamiento, el portavoz municipal dijo que «hay que esperar a lo que diga el Instituto Valenciano de Finanzas».