Gobernar con una proyección de futuro con hasta 20 y 30 años por delante y garantizar unos derechos mínimos a la totalidad de los ciudadanos son para el expresidente chileno premisas fundamentales del «buen gobierno». Defiende primar lo que demanda el ciudadano frente a lo que pide el consumidor «porque como consumidores nos movemos de acuerdo al tamaño de nuestros bolsillos», ironizó. La libertad de expresión figura asimismo entre los requisitos que considera básicos para quien gobierna y, como colofón a su intervención, hizo hincapié en que la primera obligación de cualquier líder y de la política pública es la de «comunicar y ser comprendido por la sociedad, aunque esto no figura actualmente en ninguna de las constituciones».