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Nueve de cada diez alcohólicos no buscan ayuda por el estigma social

Los pacientes llegan a las consultas con su salud muy deteriorada, por lo que el tratamiento se encarece

No se consideran enfermos o lo ocultan por temor a lo que puedan pensar y decir los demás. Y es que el estigma es una pesada carga para los alcohólicos. Tanto que el 92% de las personas que bebe en abuso no acude a los profesionales sanitarios para tratarse, según datos aportados por el responsable de la Unidad de Alcohología del hospital de Sant Joan, el psiquiatra Bartolomé Pérez Gálvez, quien descarta que el problema sea la falta de recursos sanitarios. «La clave está en el estigma que todavía rodea al consumo de alcohol y que la convierte en la patología psiquiátrica con menor acceso a tratamientos».

Las consecuencias de esta falta de asistencia son, a juicio de Pérez Gálvez, importantes. «Cuando estas personas acceden al especialista su salud ya está muy deteriorada».

Precisamente para analizar el estigma que rodea a los consumidores de alcohol y otras drogas, el hospital de Sant Joan va a participar en un estudio multicéntrico internacional, cuyos investigadores principales son el profesor de Psicología Telmo Mota, de la Universidad Federal de Juiz de Fora (UFJF) de Brasil y Bartolomé Pérez Gálvez, quien además es profesor del Área de Psiquiatría de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche.

El objetivo de esta investigación, que se va a desarrollar en parte de Latinoamérica (Brasil, Argentina, Uruguay) y España, es analizar el proceso de estigmatización de usuarios de alcohol y otras drogas en los citados países. «Queremos ver también de qué manera influye en este proceso las características personales de los pacientes, tales como sus habilidades de afrontamiento, depresión, ansiedad y calidad de vida». También, «identificar de qué manera los procesos de estigma pueden estar relacionados con determinantes sociales, como la raza, la pobreza y la violencia». Por último, se compararán los resultados entre los centros participantes, «lo que permitirá fortalecer el intercambio entre ellos y la integración de los sistemas sanitarios».

Para participar en este estudio, el hospital de Sant Joan seleccionará a 200 pacientes y los restantes países a 100, por lo que la muestra será de 500 personas. «Todos ellos serán mayores de edad y deberán estar en su primer mes de tratamiento en el momento de la entrevista», explica Pérez Gálvez.

La investigación se prolongará durante un año y se emplearán cuestionarios y escalas de carácter cualitativo y cuantitativo, con las que se evaluará el estigma internalizado, las habilidades de afrontamiento para la abstinencia al alcohol y otras drogas, el nivel de depresión, ansiedad, la calidad de vida, etc.

Pérez Gálvez insiste en que estas cifras tan bajas de acceso a tratamientos no significa que el sistema sea malo, y pone como ejemplo la unidad que él dirige y que funciona en un contexto asistencial similar al de cualquier otra patología. «En nuestro centro está al lado de otras consultas, como una más. Históricamente hemos facilitado que se dé una normalización con las drogodependencias, situándolas al lado de otras enfermedades», apunta el psiquiatra. Además, los pacientes se ven en un entorno hospitalario y no en un centro de drogodependencias ajeno al sistema sanitario, «y aceptan mejor su patología, lo cual redunda en el seguimiento del tratamiento. Su paso por la unidad les ayuda a eliminar el sentimiento de culpa y permite que se conviertan en pacientes autónomos y responsables».

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