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Pulpo y gambas cocidos en la pescadería para tomarlos allí o en casa

Gambas, cigalas, quisquillas o pulpo recién hecho y calentito. Así se llevan el marisco a casa los clientes de la pescadería Santimar desde que hace un año y medio su propietario, Santi Coloma, instaló una máquina para hervir. «Se lo pueden comer aquí o llevárselo hecho a casa, porque hoy en día la gente no cocina», señala. Además de sacar el producto al expositor ya hervido, Coloma oferta cava y vino para regarlo. «Es un producto caro y mucha gente no sabe prepararlo, ahora se lo pueden llevar hecho a precio de mercado». Además tiene clientela fija entre personas que participan los viernes y los sábados en la nueva forma de ocio del tardeo, «unos días vienen dos, otros veinte, pero esto ha hecho que no baje más el negocio», afirma este comerciante. En Santimar hay un espacio con una barra donde algunas personas se toman, por ejemplo, un par de gambas rojas de Santa Pola, de donde traen todo el pescado que ofrece el establecimiento, por seis euros, algo que no ve caro «porque las bandejas de embutido cuestan ya cinco euros».

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