El Ayuntamiento mantiene cerrados los dos primeros búnkers de la red de 96 refugios que tuvo Alicante durante la Guerra Civil que se abrieron al público en las plazas de Balmis y Séneca la pasada primavera, tras ser restaurados, por lo caras que son las bisagras de las puertas y en general el cerramiento, que se estropea continuamente.

El anterior gobierno local pretendía convertir estas instalaciones subterráneas en un atractivo cultural e histórico alternativo al sol y playas, e invirtió en hacerlos visitables, pero los sistemas de acceso elegidos se han estropeado en poco tiempo.

El refugio de la plaza de Balmis permanece cerrado «sine die» y las puertas del búnker de la plaza Séneca se estropearon hace dos semanas. Arreglarlo costará 2.000 euros y el gobierno local tripartito tendrá que sacar el dinero de una partida de la Concejalía de Cultura puesto que el departamento que asumirá los refugios, Memoria Histórica, aún no tiene ni contenido ni presupuesto.

Los turistas podían visitar este refugio hasta hace dos semanas, cuando saltaron las bisagras de la única puerta que estaba en funcionamiento. Este refugio tiene dos accesos y los turistas entraban por uno y salían por el otro hasta que se rompió la primera puerta. En agosto los grupos estuvieron usando sólo la que quedaba, puesto que la otra no la arreglaban, hasta que el 13 de septiembre se averió.

«No es la primera vez que se rompen. Es un problema con las bisagras, que se salen. Son malas ya que las puertas no se abren tanto, una media de cuatro veces al día, y la reparación se ha retrasado por problemas burocráticos y económicos. Todo el mundo pierde dinero porque, aunque la reparación cueste, luego se recuperaría con las visitas», explicaron los vecinos.

En este caso, el Ayuntamiento señala que se ha producido un fallo estructural de las puertas. «Son tan pesadas que revientan las bisagras. Primero se rompió una y después la segunda. Se pidió presupuesto para arreglarlas». Los técnicos municipales han revisado la avería y en unos días estará reparada, según fuentes municipales, aunque la idea es cambiar el cierre.

«Está prevista una actuación más completa, porque los técnicos dicen que es normal que dé problemas. Es un fallo estructural y las puertas están como suspendidas y son muy pesadas, pero de momento se cambian las bisagras al ser una solución más económica y rápida para evitar que el refugio esté más días cerrado y quede garantizada la seguridad de los visitantes», explicaron desde el tripartito. El cierre, reconocieron, estuvo motivado por el riesgo de que los turistas se quedaran encerrados. El Centro de Interpretación de la Guerra Civil situado en la antigua Casa de las Máquinas, diseñada en 1905, y ubicada también en la plaza Séneca, ya está dando fechas a grupos y haciendo reservas para visitar las instalaciones la próxima semana.

En cuanto al refugio de la plaza de Balmis, la situación es más compleja. La oficina de turismo no da fecha para su reapertura y admiten que recibió grupos en las semanas inmediatas a su inauguración, en febrero, pero que después no ha vuelto a abrirse a las visitas, por lo que lleva meses cerrado. Según explicaron desde el tripartito, este refugio nunca llegó a funcionar de forma continua. «Tiene una puerta muy pesada (una trampilla a ras de suelo) que se sube con una especie de palanca hidráulica y unas escaleras muy angostas. El PP lo presentó a bombo y platillo pero aún no está preparado para recibir a todo tipo de público, no es accesible».

La trampilla permanece cerrada a cal y canto, y se ha retirado la señalética que indicaba en la misma plaza la entrada al refugio antiaéreo número 46, de planta rectangular y construido en 1938.