A día de hoy no existe todavía un tratamiento que cure la enfermedad del alzhéimer, aunque los expertos son optimistas a medio plazo. Mientras tanto, los neurólogos recomiendan a los ciudadanos una «actitud activa de sospecha» con el objetivo de diagnosticar el alzhéimer en fases iniciales y así retrasar lo más posible sus efectos degenerativos en el enfermo. Pero los médicos no sólo centran sus esfuerzos en atenuar las consecuencias de la enfermedad, sino también en evitar, o al menos retrasar, su aparición. Para ello, las recomendaciones son variadas, pero muy claras e incluso sencillas de poner en práctica: «Está demostrado que la prevención del alzhéimer pasa por realizar actividad física, controlar enfermedades como la diabetes o el colesterol... Además es importante mantener una vida activa desde un punto de vista intelectual», subraya la neuróloga Inés Abellán, que junto a las doctoras González Caballero y Sáenz Sanjuan forman parte de la Unidad de Neurología de la Conducta y Demencia del Hospital de San Vicente. Con todo, existe otra actividad, si cabe, más importante de cara a la prevención del alzhéimer. «La persona debe estar sociabilizada. Una vida social es clave en la prevención», añade la doctora Abellán, quien resume las recomendaciones en una frase: «Cuanto más trabaje el cerebro, mejor frente al alzhéimer».

La celebración hoy del Día Mundial del Alzhéimer devuelve a la primera línea mediática una enfermedad que necesita, según los expertos, divulgarse mucho más en España. Y es que su diagnostico temprano permite mejorar la calidad de vida del paciente. «Hoy en día, el alzhéimer es la principal causa de demencia en los países desarrollados. En España, se calcula que una de cada cuatro familias tiene a uno de sus miembros con esta enfermedad», aseguran desde el Hospital de San Vicente, uno de los centros de referencia para esta enfermedad en la provincia. Ese diagnostico temprano, que ha aumentado en los últimos años, lleva a que los expertos pongan al paciente en tratamiento antes de que «presente dificultades para llevar a cabo sus actividades diarias». De hecho, ya es posible detectar la enfermedad en fases tempranas gracias al avance de la investigación. «La combinación de unos biomarcadores y, por ejemplo, la observación de una alteración de la memoria episódica permite diagnosticar la enfermedad. El número de pacientes que acuden a nuestras consultas en fases tempranas es cada vez mayor, aunque todavía sigue siendo insuficiente», añade Abellán.

Ese diagnóstico casi sin síntomas evidentes cuenta con innumerables ventajas como poder tratar causas reversibles, posibilitar la participación en ensayos clínicos, iniciar el tratamiento en fases iniciales que puede ayudar a preservar la autonomía y la calidad de vida durante años del paciente y de su familia y también retrasar el uso de recursos sociosanitarios con su impacto económico.

Por estas razones, entre otras, los expertos piden a los ciudadanos una actitud «activa de sospecha» ante el alzhéimer, sobre todo ante personas mayores, ya que la edad supone el principal factor de riesgo a día de hoy. «Cuando una persona detecte pérdidas de memoria progresivas en un familiar que lleguen a provocar su extrañeza debe instarle que acuda a su centro de salud para descartar la enfermedad o detectarla en las fases iniciales», subraya la doctora Abellán, quien destaca que la enfermedad, de la que se desconoce la causa, «no es en general hereditaria», aunque existen personas más proclives a sufrirla.

Con ese objetivo de divulgar la enfermedad para permitir su temprano diagnóstico y mejorar la calidad de vida de los pacientes, la Asociación de Familiares de enfermos de Alzhéimer (AFA) de Alicante organiza este martes una mesa redonda bajo el lema «Intervención psicológica con la familia y el entorno del enfermo de Alzhéimer,» a las 18 horas en la Sede Universitaria de Alicante. Con motivo del Día Mundial, el programa de actos organizado por AFA, que arrancó esta semana y contó el viernes con una jornada de puertas abiertas, se completa el 30 de septiembre con una conferencia a cargo del neurólogo José Antonio Monge en el Aula de Cultura de la Fundación CAM.