Aunque el mandato es una carrera de fondo, los cien primeros días de gobierno suelen ser maratonianos. Desde que el 13 de junio el tripartito que gobierna el Ayuntamiento de Alicante (PSOE, Guanyar y Compromís) tomara posesión se han adoptado más de una veintena de decisiones, de mayor o menor calado. Entre las primeras, que marcan ese primer punto de inflexión con el anterior gobierno figuran la petición al Consell de retirar la Actuación Territorial Estratégica en la que se enmarca Ikea y su polémico macrocentro comercial anexo.
Reclamar la retirada de la Zona de Gran Afluencia Turística del centro, que permite la apertura de las grandes superficies en festivos, fue otra de las medidas más inmediatas para tratar de deshacer una iniciativa del anterior mandato popular. Y es que después de veinte años de gobiernos del PP, son muchas de las medidas que desde el tripartito llevaban en cartera para marcar el cambio que prometieron.
Entre las que se han llevado a cabo está la petición a Suma de recuperar la gestión de los impuestos. También ha habido cambios internos, restituyendo a dos técnicos defenestrados por la exalcaldesa Sonia Castedo, como interventor y jefe de planeamiento. En esa reorganización también se incluye la destitución de la jefa del departamento jurídico de Urbanismo, Isabel Campos, por su imputación en la causa judicial sobre el Plan Rabasa.
En materia de servicios sociales, se han adoptado decisiones como equipararlos a los servicios de emergencias para poder sortear las restricciones a la contratación de personal impuestas por el rescate. Precisamente esas limitaciones del Ministerio de Hacienda han impedido llevar a cabo otras medidas comprometidas, como es el rescate de contratas. Dos son las cartas que ya ha remitido el tripartito al departamento del ministro Cristóbal Montoro para pedir una renegociación de las condiciones del rescate sin que, por el momento, haya respuesta. Aunque asuntos como el plan de choque de limpieza no se han materializado por el momento, otros compromisos sí se han ejecutado. Por ejemplo, el reparto de comida a los escolares en verano y hasta el inicio del curso.
En los cien primeros días de gobierno el tripartito también ha mostrado su intención de reducir la llegada de basuras de fuera al vertedero que, por el momento, no se ha aprobado. Reuniones con Ikea (la última frustrada por la decisión de los representantes de la multinacional de levantarse al ver a los fotógrafos), con asociaciones, representantes de instituciones como la Universidad y encuentros con el presidente del Consell, Ximo Puig, y varios consellers han contribuido al frenético ritmo de los primeros días de gobierno, en los que Alicante ya ha mantenido un encuentro con los representantes de Elche.
Un ritmo acelerado que también vivió la actualidad municipal con el anterior alcalde, Miguel Valor, que en sus 149 días de mandato quiso poner un punto y aparte con lo anterior. De ahí que entre sus primeras medidas estuviera la retirada del Plan General bajo sospecha, el no prorrogar contratas en manos de Enrique Ortiz o judicializadas y liderar la búsqueda de un consenso social en contra del macrocentro comercial, uno de los proyectos estrella promovidos por su predecesora.
Es durante los primeros días de gobierno cuando los partidos comienzan a marcar las diferencias y cuál será su camino a lo largo del mandato municipal.
