«Hemos intentado priorizar con el millón de euros para becas, pero la realidad financiera de la Comunidad es la que es. El Gobierno es inviable sin un cambio estatal de financiación, esta es la realidad porque ejecutamos un presupuesto que es el del PP, pero el año que viene pensamos que podremos mejorar las condiciones de financiación de las universidades y comenzar el plan progresivo de disminución de las tasas».

El president de la Generalitat, Ximo Puig, asumió de esta forma el guante lanzado momentos antes por el rector, Manuel Palomar, quien subrayó ante los asistentes a la apertura oficial del curso en el Paraninfo que «no se puede aspirar a ser una universidad puntera con la severa dieta económica que sufrimos desde el año 2004».

La de ayer fue una apertura oficial del curso académico cargada de símbolos, como el hecho de que el rector cediera a Puig la presidencia del acto desde el momento en el que le cedió el uso de la palabra en último lugar. Correspondió al president, por tanto, proclamar las palabras que inauguraban la actividad académica en todas las universidades, tras años de habérselo hurtado a cargos del PP.

También fue significativa la presencia de responsables municipales de Alicante, hasta catorce ediles de todos los signos políticos con el alcalde a la cabeza demostraron estar al lado de la Universidad. Fueron incluso más que desde la vecina San Vicente, dato que tampoco se producía desde hace bastantes años.

«Todo puede ponerse en cuestión y resetearse», añadió el president en su discurso, «sobre todo aquello que es injusto», dando una lectura más universitaria a su constante reclamación de una financiación estatal más justa para la Comunidad. «Necesitamos profesionales que lideren ese cambio y deben salir de aquí, para que el trabajo tangible de esta Universidad se traslade al tejido productivo y se cree empleo».

Puig reclamó para ello «un gran pacto», para que «los jóvenes no vean condicionado su futuro. La crisis y una gestión equivocada del presupuesto han menoscabado el Estado del Bienestar, recortado áreas tan sensibles como la educación y cercenado el acceso a las universidades» proclamó en referencia al gobierno heredado del PP.

Y pese a todo ello aseguró medidas para «paliar los insoportables recortes», con el propósito básico de que nadie sin recursos se quede sin estudiar en la universidad, aunque todos los anuncios novedosos en esta línea los había hecho públicos con anterioridad: exención de tasas a víctimas de violencia de género o anulación de la nota para tener derecho a beca.

Compromiso

El rector, que para que todo fuera como una seda desactivó a primera hora la anunciada protesta de los estudiantes de Derecho prometiéndoles por escrito más convocatorias, fue especialmente crítico con los modos de hacer del Consell precedente por la infrafinanciación a que sometió a las universidades «desde 2004, bastante antes de que la crisis se anunciara y en coincidencia con una inversión pública alternativa y ruinosa en múltiples grandes proyectos y ciudades temáticas, hasta 2014».

Subrayó Palomar que la financiación es el «verdadero problema de la universidad española», y puso sobre la mesa la necesidad de una ley de financiación propia «estable y equitativa, que no esté sujeta a los vaivenes económicos. Queremos despertar -añadió- de tiempos tan terribles y sobrios».

No obstante apuntó que igualmente nos espera un futuro sobrio, a tenor de los problemas financieros del Consell, aunque dejó ver un rayito de luz al calificarlo a su vez de «más prometedor».

Se comprometió por otra parte a implicar a la UA en «proyectos de desarrollo a escala de territorio», situándola además como la «rótula entre las instituciones públicas y la sociedad, como mot0r de progreso local». Y concluyó defenestrando el decreto ministerial del 3 más 2 que rebaja el número de grados y aumenta el de másteres. «Hasta hace cinco años en las licenciaturas era asequible 3 años de ciclo y 2 de especialización por lo que la piedra de toque del real decreto es el encarecimiento de los costes», denunció, al tiempo que reclamaba igualar el precio de grados y másteres como sucede, dijo, en otros países europeos. «La universidad española es de la mas caras», sentenció.