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La UA relanza su futuro parque tecnológico ante la indefinición del proyecto de Rabasa

El Rectorado de Alicante dispone de 800.000 metros cuadrados para un área industrial al lado de su parque científico

La Universidad de Alicante guarda un as bajo la manga. Ante la indefinición del proyecto del ATE en Rabasa, que incluía inicialmente un parque tecnológico tambiénparque tecnológico , y a la espera de que se lleve a la práctica el espacio industrial anunciado a su vez por el Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig, el Rectorado tiene la intención de destinar a la producción tecnológica parte de los 800.000 metros cuadrados con que cuenta al lado de su actual parque científico, que está más vinculado a la investigación puntera.

La UA no quiere quedarse colgada entre decisiones de unas u otras corporaciones y, a preguntas de este diario, los responsables señalaron que «no descartamos ninguna idea, aunque en ningún caso se duplicarían infraestructuras partiendo de que se trata de un dinero público», en referencia a que si acaba haciéndose el parque de innovación tecnológica del ATE de Rabasa, o bien el parque tecnológico que contempla el Plan General Urbano de San Vicente en la Cementera, el campus alicantino reconduciría el uso de esos 800.000 metros cuadrados.

«El papel de la Universidad parte de desarrollar su proyecto tecnológico en uno u otro espacio, y para ello contamos con los 800.000 metros cuadrados que seguirán a la inminente urbanización del parque científico», añade el Rectorado.

Seis años

El futuro proyecto universitario -los 800.000 metros cuadros-, parados desde que se retiró el Plan General Urbano de Alicante, del que forma parte, se prevé relanzar en un plazo que no supere los seis años para «acoger a las empresas de base puramente tecnológica que van a integrarse en el parque científico este mismo curso académico».

Estas empresas, de las que el campus cuenta ya con una docena, desarrollarán su investigación, siempre desde un punto de vista innovador, durante ese tiempo, cinco o seis años, «pero después necesitan otro espacio más industrial para llevar su producto al mercado y a la sociedad», precisan los responsables del campus.

Para no dejar colgadas a esas empresas, hasta el momento todas ellas fruto de investigaciones que han nacido en los laboratorios y plantas de las Universidad, el Rectorado cuenta con el terreno aledaño al mismo parque científico.

«La idea es que cuando les llegue el momento de emigrar, puedan tener al lado un espacio más industrial y tecnológico donde seguir desarrollando su actividad más dirigida al sector terciario avanzado». Los parques tecnológicos se destinan a proyectos de investigación ya maduros, en su última fase de ejecución, para que repercutan directamente en la población.

Desde el Rectorado concluyen que «empezamos con la parte más científica e investigadora en los 150.000 metros cuadrados del parque científico y los 800.000 metros cuadrados restantes quedan reservados en función de las circunstancias, porque hay que ir adaptándose».

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