El equipo de gobierno local PSOE, Guanyar y Compromís se acusaron ayer mutuamente de no trabajar. Fue el alcalde, Gabriel Echávarri, el primero en salir a criticar las palabras de Isabel Bonig en las que llamaba «inútiles» al tripartito por su actitud frente a los representantes de Ikea, que se levantaron de la mesa en la reunión del jueves al ver aparecer a los fotógrafos. «El PP lleva más de sesenta días de vacaciones» dijo el alcalde y criticó que «Bonig venga a insultar a un ayuntamiento que lleva cien días de gobierno y que se encontró facturas en los cajones por una situación que dejaron sus amigos», lo que consideró «una falta de respeto a los alicantinos y a la democracia, pero que va a saber de democracia una persona que han puesto a dedo».

En su enfado, Echávarri recordó que, tras el plante de los representantes de Ikea, Ciudadanos aceptó reunirse con ellos en privado. «Hasta en Suecia saben que el jefe de la oposición es José Luis Cifuentes», esgrimió. En un comunicado, el tripartito incidía al pedir a Bonig «que deje los insultos y anime a sus compañeros del PP a trabajar como oposición en el Ayuntamiento».

Por su parte, el PP acusó al tripartito de «inactividad» cuando están a punto de cumplirse sus cien días de gobierno «a pesar de tener a 47 personas a sueldo de los alicantinos». Así lo afirmó el edil popular Luis Barcala, quien instó al tripartito «a tomar decisiones y gestionar la ciudad» y se preguntó «donde está el plan de emergencia social, el plan de choque de limpieza, la ciudad libre de desahucios, las medidas contra la violencia de género y el plan de empleo» que prometieron.