Los dos representantes de Ikea que pidieron una reunión con el Ayuntamiento de Alicante el pasado martes llegaron ayer a su cita con media hora de retraso y se levantaron de la mesa nada más sentarse, al ver entrar a los reporteros gráficos de los medios de comunicación. Y es que, a diferencia del secretismo del primer encuentro entre la multinacional y el tripartito en julio, esta vez el Ayuntamiento de Alicante sí convocó a los fotógrafos para que pudieran dar testimonio gráfico de un encuentro sobre un tema de evidente interés público como es la instalación de Ikea en Alicante.

Además de permitir el acceso a los gráficos, el alcalde, Gabriel Echávarri; el vicealcalde, Miguel Ángel Pavón; y el portavoz del equipo de gobierno, Natxo Bellido, también se acompañaron en esta ocasión de técnicos y asesores de urbanismo y comercio. Cariacontecidos tras el plantón, bajaron a la sala de prensa, donde mostraron su «indignación». Bellido explicó que los representantes de Ikea pidieron el martes a Alcaldía por mail un encuentro para hoy, para «saludarnos y hablar de cómo estaba el proyecto de Ikea en la ciudad».

El proyecto se encuadra dentro de una Actuación Territorial Estratégica, promovida por una empresa participada por Enrique Ortiz y que el Consell tiene paralizada al entender que pudo haber un presunto trato de favor al empresario, imputado en la causa judicial abierta sobre el Plan Rabasa. El Ayuntamiento, que ha pedido la retirada del ATE, se reunió en julio con representantes de la multinacional (los mismos que asistieron ayer) para tratar de negociar su llegada a la ciudad fuera de esa figura urbanística. Dejando a un lado su mantra electoral de «Ikea sí, macrocentro no», el tripartito se mostró dispuesto a buscar una tramitación rápida que diera seguridad jurídica a Ikea, confiando en que la mercantil accediera después a reducir su superficie comercial anexa. La mercantil, por el momento, no ha variado un ápice su reivindicación: 300.000 metros cuadrados para Ikea y su macrocentro comercial adjunto en Rabasa.

Sin propuestas

La situación no ha variado, teniendo en cuenta que ayer no hubo avance alguno. El tripartito se escudó en la «premura» de la petición de reunirse para esgrimir que no llevaban preparada una propuesta concreta. Bellido defendió que «entendimos que era mejor tener la reunión por si tenían alguna novedad». El portavoz indicó que modificaron la agenda municipal para recibirles, pero al llegar nos dijeron que venían a «saludar» y les replicaron que «también a hablar sobre el proyecto». Seguidamente los medios gráficos accedieron a la sala donde habían sido convocados y los dos representantes de Ikea se levantaron y se marcharon.

Ni adiós

«Hemos esperado a ver si volvían, pero solo lo ha hecho uno de ellos para recoger un maletín que había dejado olvidado, nos han dicho que no pensaban volver y se han ido sin decir adiós», relató Bellido, quien calificó esta actitud de «falta de respeto al Ayuntamiento». El portavoz municipal dijo no entender «esa fobia a las fotos» y agregó: «Cómo nosotros no estamos acostumbrados a reunirnos ni con delincuentes ni con gente que no quiere hacerse fotos, pues no sabemos qué pasa». Bellido aclaró que son «personas privadas con derecho a la intimidad, pero han de entender que se reúnen con representantes públicos». Lo primero que harán será enviar una carta de queja a la dirección de Ikea. En ello coincidió Pavón, quien apuntilló que «de entrada ya les había incomodado que nos acompañaran los técnicos».

A expensas del Consell

El tripartito dijo tener las puertas abiertas a futuras reuniones y recordó que su intención era convocar una, a iniciativa propia, una vez que Ikea se reuniera con el Consell, algo que, por el momento, no ha ocurrido.

Tras este episodio, los representantes de Ikea llamaron por teléfono al portavoz de Ciudadanos, José Luis Cifuentes, al que citaron a un encuentro en un despacho de abogados, según aseguró el concejal. Cifuentes indicó más tarde que los responsables de Ikea se mostraron «molestos» y aseguró que para la firma sueca su ubicación en Rabasa es innegociable, como lo es el macrocentro comercial y su tramitación a través del ATE. «No es cierto que se desvinculen» de esa figura urbanística, señaló Cifuentes, en alusión a las declaraciones del tripartito tras la primera reunión de julio. El regidor de la oposición indicó que la multinacional está a expensas de que el Ayuntamiento «les diga si acepta sus condiciones o, de lo contrario, se llevarán la inversión a otro lugar del mundo, que no de la provinciase llevarán la inversión a otro lugar del mundo». Pavón consideró que la actitud de Ikea al citar a Ciudadanos fue «un nuevo desprecio al equipo de gobierno».

«Improvisación»

Desde el PP aseguraron que Ikea no contactó con ellos y mostraron su «indignación» al verse al margen de la situación vivida ayer. Por su parte, el edil Luis Barcala, criticó la «improvisación» del tripartito por no llevar preparadas las «alternativas que dijo que plantearía en la primera reunión».

«Macrocentro no»

Por su parte, el vicepresidente del Colectivo de Comerciantes, Vicente Armengol, lamentó la «soberbia por parte de Ikea» y defendió las reuniones con «luz y taquígrafos», recordando que ya el anterior alcalde popular, Miguel Valor, se negó a reunirse con la multinacional a escondidas. Armengol exigió al tripartito que mantenga su postura electoral de «macrocentro no».