La plantilla de la Policía Local y del Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento (Speis) de Alicante se vio desbordada ayer durante poco más de una hora para atender más de medio centenar de incidencias ocasionadas por la tromba de agua que cayó sobre la ciudad. Las dos incidencias más graves fueron sendos derrumbes de techo en vivienda que afortunadamente se saldaron sin causar heridos, aunque una de las familias -una pareja con dos hijos menores de edad- tuvo que ser realojada por el Ayuntamiento en una pensión al no autorizar los técnicos del Speis que nadie siguiera habitando el domicilio de Villafranqueza donde se produjo el desplome de un trozo de la cubierta.

Los derrumbes se produjeron poco después de iniciarse la tormenta a las dos de la tarde y la primera alerta llegó de una vivienda de planta baja situada en la calle Jávea, en el barrio de Los Ángeles. Siete personas, entre ellas una mujer embarazada de mellizos, se encontraban en su domicilio cuando se desplomó el falso techo de una de las habitaciones. Las primeras noticias difundidas a los servicios de emergencia hablaban de personas heridas por el derrumbe, pero al llegar al lugar se comprobó que nadie resultó dañado, aunque al menos una mujer presentaba un estado de ansiedad por el susto sufrido que no requirió asistencia médica.

Dolores, una vez se recuperó del susto, explicó a este diario que aún no se habían sentado a comer cuando comenzó la tormenta. Su marido y su hijo habían quitado un colchón de la habitación y casi les pilla el derrumbe. «Si sabemos que se va a hacer ese agujero no entramos», comentaba Paco -uno de los hijos de Dolores- mientras esperaba que los bomberos concluyeran la inspección de su vivienda.

«Parecía una catarata»

«Eso parecía una catarata», añadió Paco, mientras que su madre señaló que cerró las ventanas y cuando iba al baño vio en su dormitorio «un chorro enorme de agua que caía sobre la cama y todo el techo roto encima».

Tras la caída del techo de la habitación los vecinos de esta casa comenzaron a recoger como podían el agua para evitar más daños, ya que se esparció por toda la vivienda. «Me llegaba el agua casi por las rodillas», indicó Dolores, quien tras marcharse los bomberos esperaba la llegada del representante de su compañía aseguradora para tratar de reparar cuanto antes el techo.

Los bomberos comprobaron el estado del trozo de techo que había aguantado y antes de marcharse precintaron la habitación e indicaron a la familia que si necesitaban entrar llevaran mucho cuidado. Según Dolores, en la habitación donde ocurrió el accidente solían dormir cuatro personas y a primera hora de la tarde aún no sabía que iban a hacer la pasada noche para descansar los siete miembros de la familia.

Mientras que en esta vivienda de Los Ángeles la familia fue autorizada por los bomberos a seguir habitándola, en la calle Creta, en Villafranqueza, se produjo otra caída de un trozo de cubierta que no causó daños personales y tras la inspección técnica se acordó desalojar de la misma a un matrimonio con dos hijos menores de edad ante el peligro de que se produjeran nuevos derrumbes. El Ayuntamiento de Alicante realojó a esta familia en una pensión de la capital.