Un nuevo estudio de la Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI) hecho público ayer alerta de que la fabricación de artículos deportivos falsificados en la Unión Europea provoca ya un impacto económico de 500 millones de euros en los países y un fuerte impacto en el empleo, cifrado en 2.800 puestos de trabajo, ya que los fabricantes venden menos de lo que podrían vender si no hubiera falsificaciones y, por tanto, contratan menos personal.

Los mayores impactos contra la industria legal se dan en Francia y España. En estos dos países se concentra una tercera parte de las ventas perdidas en la UE debido a la falsificación. En España la fabricación de artículos deportivos «piratas» -como balones de fútbol, cascos, raquetas de tenis, esquís, equipos de gimnasio y monopatines- cuesta al sector 76 millones de euros al año. Cada año se pierden otros 360 millones de euros en el conjunto de la UE por los efectos indirectos de la falsificación de artículos deportivos.

Quebranto fiscal

El informe publicado ayer por la OAMI a través del Observatorio Europeo de las Vulneraciones de los Derechos de la Propiedad Intelectual, muestra también que los gobiernos llegan a recaudar hasta 150 millones de euros menos al año en el conjunto de la UE a causa de este tipo de falsificaciones. En este concepto se incluyen los impuestos, las cotizaciones sociales y el IVA que no pagan los productores y distribuidores piratas.

El presidente de la agencia europea apuntó ayer, en este sentido, que «todos los días millones de personas de toda la UE practican y disfrutan del deporte. No obstante, muy pocas conocen los perjuicios económicos que causan los artículos deportivos falsificados en sus propios Estados miembros y en la UE en su conjunto. En esta serie de informes investigamos los efectos de las falsificaciones en relación con la pérdida de ingresos y empleos, sector por sector, para poder ofrecer un panorama completo a los responsables de la formulación de políticas y a los ciudadanos de la UE».

El informe hecho público ayer es el tercero de una serie de estudios realizados por la OAMI sobre la repercusión económica de las falsificaciones en los sectores industriales de la UE por lo que respecta a pérdidas de empleo y de ingresos. En julio se publicó un informe sobre la falsificación de ropa, calzado y accesorios, y en marzo el primer informe sobre los efectos económicos de la falsificación de cosméticos y cuidado personal.