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La autovía paralela a la AP-7 no se acabará antes de que sea gratuita la autopista

El proyecto de Presupuestos de 2016 destina partidas simbólicas a los más de 100 kilómetros pendientes de la vía alternativa al peaje

La autovía paralela a la AP-7 no estará terminada antes de que la autopista sea gratuita, si se cumplen tanto lo anunciado por el Gobierno en torno al rescate de la vía de peaje como la escasa previsión de inversiones para ejecutar los tramos de la vía alternativa que quedan pendientes. Ninguno de ellos se encuentra ya en la provincia de Alicante, pero obviamente afectan a todos los desplazamientos que los alicantinos realizan a través del corredor mediterráneo. En estos momentos hay un largo tramo de unos 110 kilómetros entre las provincias de Castellón y Tarragona donde no hay más opciones que tomar la autopista o utilizar la carretera N-340, y que, a tenor de lo presupuestado, no estarán acabados para 2019. Ese año termina la concesión de la AP-7 entre Alicante y Tarragona.

El Gobierno ha manifestado recientemente su intención de no prorrogar esa concesión, por lo que, en principio, la circulación por la autopista será gratuita a partir del 1 de enero de 2020. Si finalmente se da esa circunstancia y alguno de los tramos pendientes de la autovía alternativa no se ha comenzado aún entonces, es probable que ni siquiera lleguen a ejecutarse estas obras. A la vista de las previsiones, esta hipótesis parece probable, ya que el proyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2016 contempla partidas simbólicas para los tramos que quedan por hacer de la A-7.

Las cuatro partes en las que se divide el proyecto de la autovía en la provincia de Castellón, desde el punto donde termina ahora -la localidad de Vilanova d'Alcolea-, cuentan cada una con unos simbólicos 100.000 euros en las cuentas estatales de 2016. En tres de esos cuatro tramos -se deja al margen el de conexión con Cataluña- se prevé invertir cantidades mayores en 2017, pero de no más de 1,7 millones de euros en todo caso, insuficientes como para la ejecución de una obra de esa envergadura. Para 2018 ya no se prevé, al menos por ahora, destinar dinero alguno, lo que da a entender que la materialización de esta infraestructura se va a ralentizar bastante.

En la parte catalana, la situación es prácticamente la misma: partidas de 100.000 y 150.000 euros para los tramos entre el límite con Castellón y la localidad tarraconsense de l'Hospitalet de l'Infant, donde a día de hoy arranca otro tramo de autovía de 50 kilómetros de longitud. Desde el punto donde ahora termina ese otro tramo de la A-7 sí se prevé una obra de mayor importancia, con la proyección de invertir 10,5 millones de euros en 2017 y las anualidades sucesivas, pero se trata de un recorrido de sólo unos kilómetros, desde donde todavía restan otros casi 70 kilómetros de autopista de peaje hasta las inmediaciones de Barcelona.

Así las cosas, entre Alicante y la capital catalana quedan en estos momentos unos 180 kilómetros de autopista de peaje sin una alternativa que ofrezca prestaciones similares. Con ello, el viaje implica un desembolso extra de 20,50 euros, en el caso de los coches, salvo que se opte por tomar la carretera N-340. Esta vía, sin embargo, presenta una alta intensidad de tráfico -incluidos muchos camiones- y su siniestralidad es bastante notable.

Desde Alicante hasta el norte de la provincia de Castellón, la A-7 -llamada CV-40 y CV-10 en dos tramos concretos- tiene una continuidad de 260 kilómetros. El itinerario se completó a finales de 2011, con la apertura de los túneles en las proximidades de Alcoy. Sin embargo, no parece que vaya a ser posible llegar a Tarragona sin pagar peaje al menos hasta 2020.

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