La provincia entrará a finales de la próxima semana en el periodo del año -entre mediados de septiembre y mediados de noviembre- de mayor riesgo para que se produzcan lluvias torrenciales en forma de gota fría(Dana) que este año llega tras un verano extremadamente seco y caluroso. Además, y según los expertos del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante este otoño se unen dos factores clave para favorecer las lluvias torrenciales. En el Pacífico la corriente de El Niño -un fenómeno que tiene consecuencias para el Mediterráneo- es muy fuerte como sucedió en 1972, 1982 y 1997 (años de inundaciones en Alicante) y, por otro lado, el fuerte calor de este verano va a mantener la temperatura del mar a 25 grados hasta mediados de octubre. Esta semana el agua está entre los 26,5 grados y los 27 grados, más cálido en la costa de la Marina Baixa y más fresco hacia el sur.

Estas dos señales fundamentales «no son sin embargo sinónimo al cien por cien de que pueda producirse una gota fría, pero que hay que tener muy en cuenta desde el punto de vista de la prevención», explicó ayer el climatólogo Jorge Olcina. «El tema de la temperatura del mar resulta extraordinario este año, pero también hay que recordar, por ejemplo, que en 1985 y 2007 la corriente del Niño fue muy fuerte y luego no hubo la que llamamos popularmente gota fría», subrayó Jorge Olcina.

Para que se produzcan lluvias torrenciales en la provincia deben sumarse, también, otras dos condiciones. Que se fije en la troposfera -entre cinco y diez mil metros de altura- una vaguada de aire polar marítimo o del Ártico, y que sople viento de levante del este no noroeste (gregal). «Si se dan todas estas situaciones tendremos lluvias torrenciales fijo, pero deben darse», apuntaron desde el Laboratorio, adscrito al Instituto de Geografía de la UA.

Pero, al margen del clima, los expertos consideran que lo más importante en estos momentos es tener a punto las medidas de prevención. En este sentido, la ciudad de Alicante puede estar, en principio, tranquila debido a que Aguas de Alicante terminó el pasado lunes el plan de choque en el que ha revisado todos los colectores del plan antirriadas que se desarrolló tras la gota fría de 1997 y que todavía no ha tenido la oportunidad de ser probado al cien por cien, ya que no han vuelto a producirse lluvias torrenciales como las de finales de septiembre de aquel año. Otras de las infraestructuras preparadas es el parque inundable del Marjal en la Playa de San Juan, así como el depósito anticontaminación de San Gabriel, que sirve para recoger puntualmente el agua que cae de manera repentina e intensa.

La clave que explica que el verano haya sido tan caluroso está en la temperatura del agua del mar, que no deja caer los termómetros por la noche. Además, se han producido hasta cinco pulsaciones de aire sahariano. Paradójicamente, la temida gota fría es la responsable del 60% del total del agua de lluvia que habitualmente cae sobre la provincia.