En pie de guerra. Así está el sector del ocio del centro de Alicante tras conocer que el Ayuntamiento pretende quitar espacio para los veladores en Castaños, además de endurecer el control en cuanto a ruidos y horarios. Los restauradores ven en peligro sus negocios, más de 120 establecimientos entre bares, cafeterías, pubs y restaurantes, 80 de ellos abiertos a lo largo de los últimos dos años, lo que ha creado una pequeña industria que da empleo a más de mil trabajadores, cuyos puestos se podrían perder en gran número, por lo que denuncian que el sector está siendo acosado.

La Asociación de Locales de Ocio de Alicante apunta directamente al concejal de Urbanismo y Vías Públicas, Miguel Ángel Pavón, de Guanyar, quien ya en las negociaciones del tripartito defendió la limitación del tardeo, al considerar que en la zona hay una sobreocupación del espacio público.

Los restauradores piensan que el edil quiere convertir veladamente Castaños y alrededores en Zona Acústicamente Saturada, una declaración que otorga la Generalitat a petición de los ayuntamientos de municipios con elevados niveles sonoros debido a la existencia de numerosas actividades recreativas, espectáculos o establecimientos.

En el caso de Alicante, las numerosas quejas de los vecinos por el ruido entran en confrontación con un sector, como es el tardeo, que según los datos de la asociación del ocio atrae 150.000 personas al año al centro de la ciudad «para dejarse su dinero», afirmó su portavoz, Lalo Díez, aún molesto porque la Policía contara mesas y pidiera documentos el pasado fin de semana en la zona.

Dado que los restauradores han solicitado reiteradamente reunirse con Pavón, hasta ahora sin éxito, piden el amparo del alcalde, Gabriel Echávarri, teniendo en cuenta que en las negociaciones del tripartito tanto el PSOE, al que representa el regidor, como Natxo Bellido, de Compromís, tercer socio de gobierno, se mostraron menos beligerantes y abogaron por hacer un estudio del impacto de las restricciones en el número de terrazas.

Desde el tripartito aseguraron que las tres formaciones hablan el mismo idioma en este asunto y que no se va a modificar nada, «no hay un endurecimiento, sólo se aplicará la ordenanza», que contempla sanciones de 3.000 euros y la suspensión de actividad si hay reincidencia. «Cualquier cambio tendría que pasar por pleno. Se va a aplicar la ordenanza, que en Alicante no se estaba aplicando, y punto, porque si se paga licencia por cuatro mesas hay que tener esas cuatro mesas, no once. Si después de eso, sigue habiendo problemas de ruidos, de horarios, y de orden público, se verá, pero creemos que la ordenanza es suficiente para que haya ocio y convivencia».

Los restauradores insisten en que eso es lo que quieren ellos, que se cumpla la ordenanza y se sancione a los que no lo hacen, «pero si vienen a quitar terrazas y recortar horarios haremos un llamamiento a los trabajadores a la movilización», dijo Díez, quien reclamó más limpieza y multas a quienes orinen en la calle. Sobre una hipotética supresión de nuevas licencias a establecimientos de ocio, la patronal del sector asegura que son actos reglados y que el Ayuntamiento tendría que sostener jurídicamente esa medida si no quiere ser denunciado. El PP, por su parte, dijo a través del edil Carlos Castillo, que ellos siempre intentaron hacer compatible el interés de vecinos y hosteleros del tardeo.