La Comisión Europea ha vuelto a dar un rejón a la provincia en materia de infraestructuras al dejar sin subvención económica las obras del Corredor Mediterráneo entre Valencia y el Puerto de Alicante, al no haber modificado la partida económica aprobada el pasado septiembre, por lo que la financiación se limita a 124 millones de euros para el tramo Valencia-Barcelona, y porque tampoco figura en el listado de ayudas partida económica alguna para financiar los 24 millones de euros que cuesta mejorar los accesos viarios al aeropuerto de Alicante-Elche. Un proyecto aprobado por el Ministerio de Fomento en diciembre de 2013 pero del que nada se ha vuelto a saber. En concreto, la remodelación de la N-338 que conecta la costa (N-332) con la circunvalación de Alicante.
El proyecto consiste en la mejora integral de los 4,75 kilómetros de la N-338 con la construcción de dos carriles en cada sentido y cuatro enlaces. Uno a la Institución Ferial Alicantina y la Vía Parque, otro a la N-332, otro a la circunvalación (A-70) y otro a la rotonda de entrada al aeropuerto, que ya se hizo para la nueva terminal, aunque necesita una mejora.
Una actuación estratégica para unas instalaciones que mueven más de diez millones de pasajeros al año y que representan la puerta de entrada de miles de turistas a la Costa Blanca. Visitantes que tras llegar desde sus ciudades de origen a la provincia se pueden encontrar, en días y horas punta, con atascos para salir de la terminal y coger las carreteras que les lleven a los municipios elegidos para pasar sus vacaciones. Recordar, en este sentido, un informe que realizó el Instituto de Estudios Económicos de la Provincia de Alicante (Ineca), que hace un año alertó de que si no se actúa sobre el viario de acceso al aeropuerto, éste puede colapsarse en 2020.
Por lo que respecta al puerto, la falta de interés del Ministerio de Fomento por la conexión ferroviaria -ya estuvo tres años totalmente suprimida por los trabajos del AVE- y el hecho de que Bruselas lo considere una infraestructura minoritaria por su escaso tráfico vuelven a situar en el furgón de cola a un puerto que se acaba de quedar, incluso, sin la fundación que se encargaba de su promoción, algo que podría complicar, incluso, su calificación como puerto de interés general por la proximidad del «superpuerto» de Valencia. Ayer, el presidente de la Autoridad Portuaria, Juan Ferrer, lanzó un mensaje de esperanza al anunciar la apertura de una línea ferroviaria con Miranda de Ebro que da servicio a Madrid en ancho ibérico.
Sin embargo, la falta de una buena conexión ferroviaria para la carga con el Corredor Mediterráneo ha provocado, incluso, en los últimos años la fuga de fletes a Valencia, Algeciras y al puerto fluvial de Sevilla. Una coyuntura que ha llegado a amenazar la potente la plataforma logística que tiene Alicante con Canarias, desde donde le envía los productos que garantizan gran parte del abastecimiento de las islas. Los sectores económicos más perjudicados son el mármol, juguete, textil, construcción y todo lo relacionado con el envío de suministros a las islas desde la península.
El Parlamento Europeo ratificó en la primavera de 2014 la inclusión del Corredor Mediterráneo y el aeropuerto de Alicante-Elche entre los proyectos prioritarios de la red transeuropea de transportes compuesta por 35 actuaciones transfronterizas, 83 puertos (excluido definitivamente el de Alicante por su bajo nivel de tráfico, aunque Fomento mantuvo que lo conectaría con la red AVE descartándolo a final de año), 38 aeródromos y 1.500 kilómetros de alta velocidad ferroviaria.
En la lista definitiva también quedó incorporada la mejora del eje ferroviario Alicante-Navarra-País Vasco desde Sagunto y, entre otros el AVE entre Madrid y A Coruña, algo que desató las críticas del PSPV, porque de esta forma tendrá también derecho a los fondos que lleguen de Bruselas hasta 2020, algo que ha afectado a los plazos para la finalización del Corredor Mediterráneo, aunque Fomento asegura que todo estará listo en 2016. La alta velocidad para la carga ferroviaria se quedará, no obstante, en Valencia y hasta Alicante y su puerto sólo habrá ancho ibérico.
