Anita del Rey, actriz, pero también festera. ¿Qué relación tiene con San Blas?

Mi abuelo, Miguel Espí, «El xoriço», fue uno de los fundadores de los Moros y Cristianos de San Blas, con mis tíos abuelos y primos por parte de madre. Toda la familia es festera. El tío de mi madre era de Los Maseros y montaba un chiringuito con vinos delante de la Iglesia en las despertàs. Y los desfiles los vivíamos todos juntos en la casa familiar de la calle San Juan. Después tomó el relevo el tío Agustín, hermano de mi abuelo, cuándo él murió. Yo tenía sólo 4 años.

Entonces de pequeña participaba en las fiestas...

De pequeña participaba en el desfile de las escobas, que me encantaba, y subía en la carroza de Los Maseros con mis hermanos.

¿Cómo definiría las fiestas de Moros de San Blas?

Por mi experiencia son sobre todo familiares. Cuando participaba, allá donde iba había un pariente, alguien que me dejaba meterme en la Fiesta. Como mi padrino Roberto Pascual, que falleció hace tres meses. Mi abuelo, con el suyo, trajeron la Fiesta.

¿Qué momento está atravesando la celebración?

Por trabajo llevo seis años sin venir a las fiestas, pero siempre han sido muy buenas, las más antiguas de Moros y Cristianos de Alicante, y quizá las menos contaminadas. Son muy de barrio, y las viven mucho los vecinos, son como unas fiestas de pueblo en un barrio de una gran ciudad. En Hogueras, por ejemplo, se mezcla más gente y se desarrolla en todo Alicante. Pero éstas son las fiestas más fuertes de barrio que yo conozca, y a nivel participación tienen mucha gente. Pasa de padres a hijos y nietos, eso me encanta.

O sea, lo lleva en la sangre...

Desde que mi tío Agustín me explicaba quiénes eran todos, porque he estado mucho con él en el barrio viviendo la Fiesta. Me decían que había salido a mi abuelo. Soy actriz, y me encanta que la gente me mire, y a mi abuelo le apasionaba la Fiesta a lo grande. Tengo la vena de mi abuelo.

¿Y el futuro?

Espero que las nuevas generaciones mantengan los Moros y Cristianos de San Blas. No sólo es cuestión de vocación o que te guste, es difícil mantenerla en los momentos que se viven, tal y como están los trabajos. Es sacrificado porque es una inversión de todo el año. La gente es capaz por pasión festera de trabajar el doble para sacar tiempo y dinero, pero entiendo que es complicado y que haya costado mantener la Fiesta. A mí siempre me ha llamado la atención la pasión con que la gente prepara las Entradas y siente las capitanías, horas y horas sin dormir, con calor. Es apasionante vivirlas al límite.