Con la espalda bien resguardada y la plena seguridad de que iba a ser el próximo alcalde de Alicante. Así se presentó ayer en el Salón Azul del Ayuntamiento el candidato socialista, Gabriel Echávarri, que días atrás había negociado, a espaldas de sus dos socios de gobierno, el apoyo de los seis concejales de Ciudadanos a su investidura como alcalde de Alicante. Una decisión que, públicamente, no se conoció hasta ayer, a la hora del escrutinio de las papeletas y que permitió que Echávarri acudiera con un mayor desahogo a la elección a la Alcaldía, despojado de esa incertidumbre que podían generar los justo quince apoyos -el mínimo para que una lista sin el aval mayoritario en las urnas tome el bastón de mando en la capital de la provincia- que sumaban los concejales del tripartito. En ese instante, pasado el mediodía, se supo que, con los votos del PSOE (6 ediles), Guanyar (6), Ciudadanos (6) y Compromís (3), Echávarri se convertía en el alcalde de Alicante con el respaldo de 21 de los 29 concejales. Sólo los representantes del Partido Popular votaron a favor de su candidata municipal, Asunción Sánchez Zaplana, que se quedó en unos insuficientes ocho votos, muy lejos de los 18 que logró hace cuatro años Sonia Castedo.

Con la llegada del tripartito de izquierda al Ayuntamiento de Alicante, ayer se certificó el final a veinte años de gobierno popular, que arrancó hace justo veinte años, con la victoria de Luis Díaz Alperi en el mes de mayo de 1995. De esta forma, el PSOE recupera la vara de mando, que perdió Ángel Luna tras cuatro años de gobierno. Los socialistas, con los peores resultados de su historia en Alicante (en las últimas elecciones perdieron dos concejales y el 20% de los votos), regresaron ayer a la primera línea política en la ciudad. Eso sí, con un pacto con Guanyar y Compromís.

La incertidumbre en el acuerdo entre los partidos de izquierda con representación en la nueva corporación municipal, junto al objetivo de recabar el mayor apoyo posible, llevó a Echávarri a llamar a la puerta de José Luis Cifuentes, el candidato de Ciudadanos a la Alcaldía y exmilitante socialista. El último encuentro entre ambos se produjo a mediados de esta semana. «Fue informal», precisaba ayer Cifuentes. Por entonces, el pacto entre PSOE, Guanyar y Compromís aún se estaba cociendo. De hecho, el acuerdo definitivo no se firmó hasta la noche de este pasado viernes, tras intensas negociaciones no exentas numerosos desencuentros. Fue apenas doce horas antes de que la ciudad de Alicante conociera definitivamente el nombre de su nuevo alcalde. En ese texto, ante las suspicacias de unos y otros, se acordó que los concejales del tripartito mostraran la papelera del voto antes de introducirla en la urna. Un gesto que evidenció la falta de confianza.

Los detalles de la negociación entre Echávarri y Cifuentes, sin focos que pudieran hacerla pública, se vieron ayer envueltos en multitud de contradicciones, lo que no hizo más que arrojar dudas sobre las versiones de los protagonistas.

El primero en pronunciarse fue el portavoz de Ciudadanos, quien negó que Echávarri conociera su apoyo hasta el momento del escrutinio. «Lo hemos decidido a última hora, entre anoche y esta mañana», explicaba ayer Cifuentes, quien subrayó que la decisión contó con el visto bueno de la dirección autonómica y nacional de su partido, contraria en los últimos días a vincular la marca de Ciudadanos con los «nacionalistas y separatistas» de Compromís. Instantes después -ya investido como alcalde-, Echávarri contaba que se había enterado del voto de Ciudadanos minutos antes de que diera comienzo el acto de constitución del Ayuntamiento. «Me han comunicado que iban a votar [a mi favor] en la investidura, pero que no querían entrar en el gobierno», aseguraba el socialista, en una versión que no concuerda con el discurso que el mismo pronunció poco antes, tras recibir la vara de mando de manos de Miguel Valor. «Quiero también agradecer a Ciudadanos que se haya sumado al cambio de gobierno que demandaban los vecinos de Alicante», dijo en su intervención, unas palabras reflejadas también en su discurso en papel. Es decir, Echávarri aseguró ayer que conoció el apoyo de Ciudadanos minutos antes de que empezara el acto. Sin embargo, en sus manos, por entonces, ya llevaba escrito el agradecimiento al partido encabezado por Cifuentes en Alicante por sumarse al cambio, votando a favor del alcalde socialista junto a Guanyar y Compromís. A preguntas de este diario, Echávarri precisó que no había alcanzado ningún acuerdo con Ciudadanos, «si acuerdo se entiende por sentarse y que haya contraprestaciones a cambio del apoyo».

Sin embargo, fuentes próximas a las dos formaciones implicadas (PSOE y Ciudadanos) reconocían ayer que el apoyo de los seis concejales liderados por Cifuentes no era en balde. Todo lo contrario. La negociación se cerró con Echávarri prometiendo a Ciudadanos la inclusión de miembros de la formación en organismos con influencia municipal, como Mercalicante o el Puerto de Alicante. También se puso sobre la mesa un aumento de las dedicaciones exclusivas o de los asesores. Pero esto último será para más adelante.

La negociación entre Echávarri y Cifuentes, eso sí, no contó con el aval de los dos socios de gobierno del PSOE. Ni Guanyar ni Compromís conocían los movimientos de ajedrez del socialista para blindar su elección como alcalde. La actitud de Echávarri no sentó bien entre sus socios de gobierno. «Habrá que pedirle más transparencia para generar confianza en el equipo de gobierno», señaló ayer Bellido, quien dejó claro que el apoyo de Ciudadanos «no se transformará en nada más». Así, Echávarri deberá negociar con los otros dos miembros del tripartido la compensación a Ciudadanos. Eso o faltará a su palabra.

Antes de que saltara la polémica por el inesperado último apoyo logrado por el candidato socialista, los 29 concejales electos prometieron o juraron ayer sus cargos. Unos lo hicieron en valenciano -como Císcar o Montesinos-, aunque la mayoría recurrió al castellano. Los concejales de Guanyar, excepto Nerea Belmonte, prometieron por imperativo legal lealtad al Rey de España, exhibiendo «valores republicanos».

El acto de constitución de la nueva corporación y de investidura del alcalde reunió a unas 300 personas en la primera planta del Consistorio -entre cargos públicos y familiares de los propios concejales-, junto a unas 200 que se reunieron frente a la pantalla gigante instalada a las espaldas del Ayuntamiento. Entre los invitados a un investidura que ponía punto final a veinte años del PP en el Gobierno de Alicante, tampoco faltó la representación empresarial, con el consejero delegado de Vectalia, Antonio Arias; o el presidente del «lobby» Ineca, Perfecto Palacio, junto al sector más crítico del empresariado, encabezado por el presidente de Cepyme, Cristóbal Navarro; y el secretario general de la patronal del metal Fempa, Luis Rodríguez.