1. Beber agua o líquidos con frecuencia, aunque no se sienta sed y con independencia de la actividad física que se realice.

2. No abusar de las bebidas con cafeína, alcohol o grandes cantidades de azúcar, ya que pueden hacer perder más líquido corporal.

3. Aunque cualquier persona puede sufrir un problema relacionado con el calor, prestar especial atención a bebés y niños pequeños, mayores y personas con enfermedades que puedan agravarse con el calor y la deshidratación, como las patologías cardíacas.

4. Permanecer el mayor tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados, y refréscarse cada vez que se necesite.

5. Procurar reducir la actividad física y evitar practicar deportes al aire libre en las horas más calurosas (de 12.00 a 17.00).

6. Usar ropa ligera, holgada y que deje transpirar.

7. Nunca dejar a ninguna persona en un vehículo estacionado y cerrado (especialmente a niños, ancianos o enfermos crónicos).

8. Consultar al médico ante síntomas que se prolonguen más de una hora y que puedan estar relacionados con las altas temperaturas.

9. Mantener las medicinas en un lugar fresco; el calor puede alterar su composición y sus efectos.

10. Hacer comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor (ensaladas, frutas, verduras, zumos, etc.).