­«¿Qué vigencia tiene el dinero en papel si la gran mayoría de los pagos se hacen ya con tarjeta?, ¿qué se hace con los billetes desechados?». Las preguntas procedían, ayer, de estudiantes de Bachillerato del colegio Lope de Vega de Benidorm. A lo largo del curso han pasado por estas oficinas más de medio millar de alumnos de la provincia, la segunda sucursal de entre las quince que hay en el país con más afluencia de visitas guiadas este año..

Los interrogantes de los benidormís, como aclara el director de la sucursal del Banco de España en Alicante, Luis Expósito, son cuestiones muy similares a las que han planteado en general los alumnos de más de una veintena de centros educativos que que les han visitado.

«Es de lo que más les intriga. Todo el circuito del dinero efectivo, por dónde viene -trasladado en furgones blindados por las compañías de seguridad-, su orden y clasificación... Cuando se lo explicamos, porque vienen aquí para conocer el funcionamiento interno de la oficina, les sorprende especialmente el destino que damos a los billetes triturados y el sentido de nuestro trabajo en un mundo en el que casi todo funciona con tarjeta», apunta el director.

El mayor peso del dinero en efectivo radica en la industria de la innovación tecnológica que le rodea. «Incorpora cada vez nuevos elementos de seguridad y alimenta una industria tecnológica muy potente. Aquí luchamos contra la falsificación porque cuanta más calidad tenga el billete, más se dificulta falsificarlo. Y es también uno de los puntos que demuestra el nivel de desarrollo de un país». Expósito afirma que a este respecto «España ha mejorado mucho».

Los billetes más recientes, de 5 y 10 euros tipo «plancha» «tienen muy buena calidad y son más duraderos por su mayor capa de barniz». Los desechados van a vertederos controlados porque su tinta es perjudicial si se quema.