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A Pie de Calle

Restaurantes a la sombra del tardeo

Los locales de hostelería se multiplican en el centro, la calle está de moda y los precios por los alquileres superan los 2.500 euros

Una de las últimas incorporaciones es la terraza anexa al Teatro Principal, con una filosofía de ofrecer calidad a los alicantinos y turistas que buscan espacios glamurosos. rafa arjones

El centro de Alicante está viviendo una eclosión de la hostelería. Una zona tradicionalmente comercial es, de forma creciente, el punto de encuentro para tomar copas y también para comer. Y son restaurantes que imprimen calidad, con decoración cuidada y fuertes inversiones. El centro está de moda y quienes apuestan por una zona segura hacen fuertes inversiones para atraer a las miles de personas que llegan sobre todo los fines de semana.

Las franquicias se fijan en la calle que combina restaurantes tradicionales con otros de nuevos sabores. Japoneses, chinos, italianos, mexicanos, la oferta es enorme, y también la competencia.

El tardeo, salir a tomar copas desde la mañana, tapear o comer y acabar en una discoteca a media tarde, ha ayudado a levantar una zona que ha vivido épocas menos esplendorosas y que en pocos años ha dado la vuelta.

El Teatro Principal se ha convertido en el epicentro y Castaños es una codiciada calle donde apenas queda hueco. Cerca de una veintena de restaurantes, pubs, bares, cafés y locales de copas se aglutinan en doscientos metros de calle. Unos junto a otros conviven y se complementan.

También hay escollos, la convivencia entre hostelería y vecinos no siempre es cordial porque es difícil combinar el descanso de los residentes con las molestias y ruidos que se producen de una actividad que en muchos casos se desarrolla en las terrazas.

El comercio tradicional también pone en cuestión la gran concentración hostelera que se produce en la zona, puesto que ello genera un aumento en los alquileres que los comercios tradicionales no se pueden permitir.

Y conciliadora se muestra la concejal de Comercio, Belén González, quien señala que se debe de encontrar el equilibrio para que el centro comercial abierto que supone el comercio en la calle ofrezca tiendas, ocio, diversión y restauración y afirma que se está logrando actualmente.

Del tapas a 1 euro al diseño

Junto a establecimientos que acumulan años en la zona, otros que se incorporan y tratan de dar una oferta de calidad. Hay gran variedad. Frente al Teatro Principal un local ofrece cerveza y montaditos a un euro. Su público es distinto al de La Vingiteca, según explica el encargado, André Belardo, para quien los restaurantes que hay en la zona se complementan. Abierto desde las Hogueras de 2014, reconoce que se ha hecho una importante inversión en el restaurante.La propuesta actual con tapas y comida española ha dado mejor resultado que la fórmula italiana que los mismos dueños habían impreso en el local anteriormente.

Una de las características de las nuevas incorporaciones es que son locales que tratan de llamar la atención por su diseño, tratando de ser atractivos y destacar entre los demás. La calidad va creciendo tanto como los alquileres. «Entiendo a los dueños, esta zona está en boga y se aprovechan. En la zona cercana a Gabriel Miró están pidiendo 3.000 euros al mes de alquiler», apunta. Su local paga 2.600 euros. «Hemos hecho una apuesta española, tapas, vinos y ginebra con una inversión fuerte». Trabajan seis personas con un refuerzo de dos más el fin de semana. El tardeo es una de las razones por las que esta zona está de moda y es codiciada. «Trabajamos muy bien los viernes y sobre todo los sábados. A partir de las cuatro de la tarde se pone interesante y nos dedicamos a las copas. No nos va mal», cuenta Belardo.

El perfil de quien pasa por Castaños es el de personas desde los treinta y hasta cincuenta años «que no se quieren encontrar tomando copas con los hijos de sus amigos», cuenta Lalo Díez, el representante de la asociación de locales de copas del centro.

De hecho, haciendo un guiño a este público que mayoritariamente puebla la calle Castaños y adyacentes, principalmente los fines de semana, en diciembre abrió el restaurante 30 y tantos.

Algunos de los problemas a los que se enfrentan los nuevos locales son el choque con la administración. Hacen fuertes inversiones y para lograr permisos básicos la espera se hace eterna.

El Restaurante Velvet abrió hace tres meses y para desesperación de su propietario, todavía no tiene concedido el permiso de terraza. «Hemos hecho una inversión muy fuerte, he hipotecado la casa y sigo esperando. Como no la tengo, por ahora no viene gente del tardeo» cuenta Nino Hak, que ha apostado por la zona porque es la que está de moda.

La asociación de bares de copas y también la de hostelería (Aphea) se han unido para exigir al Ayuntamiento que dote a la concejalía de Ocupación Pública de más personal para poder agilizar la concesión de terrazas. En teoría, el trámite tarda tres semanas o un mes, pero en la práctica se prolonga en el tiempo porque al hecho de que sólo hay un funcionario, encargado de la reordenación, se une que la junta de distrito se tiene que pronunciar.

Díez apunta que actualmente «son muchos casos» los que están a la espera de tener velador. Es surrealista que una ciudad turística esté así», lamenta.

Una apuesta es lo que ha hecho Miguel Ángel Lozano que instaló su restaurantes en un edificio protegido y ha tratado de destacarlo, dejando a la vista las piedras y vigas originales. «La imagen es tan importante como la comida que servimos», y se congratula de pagar el mismo alquiler desde hace tres años. Aunque lamenta las «diferencias» con los vecinos porque «todo les molesta, hay muchas quejas y creo que muchas son exageradas».

Caminando hacia Gabriel Miró los nuevos locales se abren paso. La Mary y MissSushi, que no llega a un mes de vida, son franquicias de estética cuidada, El Sibarita instalado desde hace tres meses y El Mordisco con una fórmula de restaurante de día y discoteca nocturna. «Es la zona de moda y suele pasar mucha gente», cuentan en El Sibarita.

La encargada de MissSushi, Miriam Vega, reconoce que esta franquicia en plena expansión «se sitúa siempre en zonas estratégicas».

El centro despega con propuestas cuidadas que, entre semana, ofrecen menús asequibles para atender a un público heterogéneo.

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