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Indumentaria festera

Así se vestía en el siglo XVIII

Las Hogueras elaboran un nuevo reglamento con las prendas a lucir por los festeros en los actos y desfiles oficiales, acordes con lo que llevaban los alicantinos hace 300 años

Seis foguerers visten los trajes reglamentarios masculinos y femeninos de faena, algodón y de mudar, en la tienda de indumentaria de Conchi Beneyto.

De faena, de algodón y mudar. Así eran los trajes de las alicantinas del siglo XVIII, que la Fiesta rescata con una serie de prendas obligatorias a la vez que «prohibe» otras para que ellas se luzcan con gusto y corrección en Hogueras. El de faena es el más adecuado para las mañanas, el de algodón sirve en cualquier acto oficial, y el de mudar o salir, el más lujoso, está indicado para la Ofrenda, donde para visitar a la patrona de Alicante se sacan las mejores galas.

El nuevo reglamento en el que trabaja la Federación de Hogueras, que se presentó en distintas reuniones a las comisiones y que se llevará a aprobación este mes, tiene como objetivo conseguir, en un periodo de tres años, uniformar a los festeros y que la indumentaria sea más acorde a la «moda» de hace 300 años desterrando la imagen de las Hogueras como un Carnaval. Sobran los cuellos alzados, el exceso de faldas de brocado, floreadas y recargadas, tantos lazos, así como los brillos en delantales y pañuelos, que no tendrán por qué ir a juego. Más de un centenar de prendas enriquecen los trajes que llevaba en el siglo XVIII la gente del pueblo porque aparte estaban los de la corte, en los que no se entra.

Estos cambios llegan en plena crisis pero, según la Federación, no tienen por qué suponer un desembolso inmediato. La idea es que los nuevos foguerers y barraquers se hagan con las prendas reglamentarias, y que los que ya participan vayan sustituyendo las más gastadas o anticuadas.

Para ir bien vestida de faena se admiten las faldas de florecitas, de rayas, lisas, delantales amplios, así como la cotilla (corpiño sin mangas), y entran por primera vez en el reglamento las faldas de invierno, de paño o bayeta. «En Alicante no serán muy necesarias por el clima pero es bueno tener la posibilidad», explica Guadalupe Samper, delegada de Indumentaria de las Hogueras, que ha investigado cómo era el antiguo vestuario.

El traje de algodón permitirá llevar cotilla o jubón, una especie de corpiño con mangas, sin solapas, cuellos alzados ni polisones, expresamente prohibidos por el reglamento. La indumentaria de vestir abre el abanico de tejidos: sedas, rasos, tafetanes, espolines, brocados o damascos para faldas lisas.

Para ellos también hay novedades. Básicamente los festeros tienen dos trajes, faena o mudar. El primero es el zaragüell y se lleva con espardeñas. Para la Entrada de Bandas y la Ofrenda se puede cubrir con un segundo calzón de lana o seda, la negrilla, más lujoso, que permite zapatos. La novedad es el chaleco de algodón con dibujo pequeño, florecitas o listados, y se eliminan los adamascados.

El traje de mudar o torrentí es más lujoso. Los chalecos son de seda y se recomiendan también con dibujos pequeños. La novedad que contempla el reglamento son las «chupas» o chaquetas largas, que no existían, y que aportan elegancia. Todo esto supone, según la Federación, mucha más riqueza y variedad de prendas, «una misma falda permite infinidad de combinaciones cambiando sólo el delantal y el pañuelo». La indumentarista Conchi Beneyto alabó estos cambios normativos, «la Fiesta necesita volver a la indumentaria tradicional. Se veían muchas cosas dentro de la fantasía y se trata de vestir a la antigua, no de inventar. En los desfiles parecían clones y la indumentaria es mucho más rica».

Festeros como Laura Rosillo, de Sagrada Familia, recordaron que en el siglo XVIII el pueblo era pobre y sus trajes no tenían tantos brillos ni brocados, mientras que Aurelio Sánchez, de Explanada, destacó que ahora desfilarán con más comodidad al no ir tan encorsetados.

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