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Tragaperras y apuestas deportivas

El juego cambia de máquinas

Las tradicionales máquinas tragaperras van perdiendo terreno frente a las de apuestas deportivas

Una máquina de apuestas deportivas junto a las tragaperras en un bar de Alicante. ANTONIO GARCÍA

Los jugadores han decidido cambiar de máquinas a la hora de apostar su dinero. Atrás quedan las imágenes en las que se podía ver a personas enganchadas a las máquinas tragaperras esperando su ansiado bote. Dichas máquinas, que siguen estando muy presentes en los bares, ya no generan los ingresos que generaban antes, y ahora la moda son las máquinas de apuestas deportivas que no se instalan como un negocio, sino como un factor para atraer más clientela al bar.

Para entender este fenómeno, debemos distinguir dos caminos: por un lado, analizar qué ha pasado con las máquinas tragaperras y, por otro, cómo ha surgido la moda de las apuestas deportivas. Al inicio de la crisis económica, en 2008, el número de máquinas tragaperras registradas en la provincia de Alicante era de 12.888. Los últimos datos facilitados por la Consellería de Hacienda, publicados en 2012, hablan de 10.043 máquinas. Pero según las estimaciones del sector a día de hoy hay unas 8.000 máquinas en funcionamiento. En apenas seis años, se han dado de baja alrededor de 4.000 máquinas tragaperras. En cuanto a las cantidades jugadas en este tipo de juego, en el año 2008, la cantidad era de 70.883 euros, mientras que cuatro años más tarde bajó a 49.373 euros.

Si nos ceñimos a los datos, el negocio con este tipo de máquinas ha bajado enormemente. Iván, propietario del Bar Carvi, conoce muy bien este negocio. El hostelero ve una gran diferencia entre lo que generaba la máquina antes de la crisis y lo que genera en la actualidad. «Ahora sacamos al mes unos 800 euros de beneficio», asegura el dueño del bar, quien se queda con «el 50%» de lo que genera la tragaperras». Este porcentaje lo pone la empresa que instala la máquina en el bar y lo fija en 35% o 50%, según el nivel de actividad y movimiento que genere dicho mecanismo. Por lo tanto, la máquina genera 1.600 euros al mes. Iván calcula que «la recaudación en las tragaperras ha bajado en un 60%» y asegura que antes de la crisis ha llegado a ingresar «4.000 euros en un mes» por la actividad de la máquina. El propietario del bar cree que el motivo reside en que la crisis ha afectado a ese sector de personas que eran aficionadas a las máquinas tragaperras, aquellas que rondan los 45 años.

Boom de las apuestas deportivas

Por otro lado, las apuestas deportivas y, en concreto, las máquinas presenciales de este tipo de apuestas están generando un verdadero «boom». Muchos establecimientos han colocado estas máquinas a sabiendas de que, sobre todo las personas jóvenes, se ven atraídas por este fenómeno. A partir del 1 de junio de 2012, la administración valenciana concedió la autorización y comercialización de las apuestas a seis empresas de juego. Esas seis empresas fueron Egasas Hattrick S.A.; Winners Apuestas S.A.; Apuestas Deportivas Valencianas S.A.; Codere Apuestas Valencia S.A.; Mediterránea Apuestas S.A.; y Sportium Apuestas Deportivas S.A. Desde ese día y hasta la actualidad, las estimaciones que llegan desde el sector del juego hablan de unas 900 máquinas de apuestas deportivas en la provincia de Alicante.

En cuanto a las cantidades jugadas en este tipo de máquinas en la provincia de Alicante, en los últimos datos oficiales publicados en 2012, se habla de 18 millones de euros en apenas seis meses. Las últimas estimaciones vertidas desde el sector señalan que a lo largo del 2014 se pueden llegar a los 50 millones de euros.

Comparando datos vemos la enorme diferencia que existe en la actualidad entre una máquina y la otra. Sin embargo, para los establecimientos que instalan una de éstas máquinas apenas aporta ingresos, ya que se quedan con un porcentaje muy bajo. El Bar Carvi también tiene instaladas una de estas máquinas. Iván explica que se queda con el 3% de la recaudación de la misma, algo que le supone «unos 80 euros al mes». Por lo tanto, se calcula que la máquina genera a lo largo de un mes alrededor de 2.500 euros. Cierto es que el aparato en sí apenas aporta beneficio al local, pero es algo de lo que Iván no está preocupado, ya que lo que hace es actuar como gancho para atraer clientes. «Muchos vienen al bar, ven la máquina y deciden apostar. Luego se quedan a ver el partido sobre el que han apostado aquí y por lo tanto, consumen», explica. Para el propietario, el cambio de apostar en la máquina tragaperras a la máquina de apuestas deportivas tiene una clara razón. «Ahora prefieren apostar en una cosas en la que ellos tienen o creen tener conocimiento, antes que apostarlo simplemente a una cosas que solo depende del azar».

Codere, una de las empresas líderes del sector, tiene 215 máquinas de apuestas deportivas distribuidas a lo largo y ancho de la provincia de Alicante. Si calculamos que de media ingresen lo mismo que la máquina del Bar Carvi, supondría un movimiento de alrededor de 500.000 euros al mes, algo muy alejado de lo que mueven las máquinas tragaperras.

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