Desde que abandonó la portavocía del Consell para quedarse como vicepresidente «raso» sin apenas competencias y dedicarse a intentar reactivar el PP de Alicante, a José Císcar se le ve relajado. De seguir en el cargo, de hecho, le hubiera sido imposible aprovechar una jornada de viernes -habitual día de rueda de prensa del Consell- para «estrenarse» en el ambiente alicantino de las Hogueras de 2014, recorrer racós, participar en la segunda jornada del ciclo de mascletàs y luego compartir mesa y mantel con algunos de sus colaboradores. Antes dedicaba gran parte del jueves a preparar una dura comparecencia que, habitualmente, se alargaba hasta la hora de comer del viernes. Ahora es otra situación. Una liberación personal para Císcar. Y se le nota.

En mangas de camisa, sin chaqueta e, incluso, con un semblante menos tenso, el vicepresidente de la Generalitat paseó por los racós próximos a Luceros justo antes de la mascletà. Pero el séquito ya no es el de antes. Entre algunos de los que hace dos años le votaron para dar carpetazo a la etapa del zaplanismo en el PP de Alicante, la figura de Císcar no sugiere hoy el mismo predicamento. Ahora no le siguen tantos a todas partes. Le quedan los más fieles que, eso sí, venden a José Císcar como piedra angular de un futuro... ¿en la Diputación? Con el dirigente popular llegaron para ver la mascletà su segundo en el PP de Alicante, José Juan Zaplana; dos de los seis vicesecretarios regionales, sus fieles César Sánchez y Eva Ortiz; los diputados Juan de Dios Navarro y Toño Peral; su inseparable asesor Raúl Dalmau; o el senador Agustín Almodóbar, que se encontró con una comitiva a la que, detalle significativo, se sumaron para entrar en Luceros dos ediles de Alicante: Luis Barcala y Carlos Castillo.

Esperaban en el recinto acotado la alcaldesa Sonia Castedo, vestida con vaqueros y camiseta acorde para la ocasión, junto al resto de su equipo de gobierno, otra vez casi al copo; y diputadas autonómicas como Elisa Díaz, Pilar Sol o la exalcaldesa de Polop, María Dolores Zaragoza. Luego se unió a la fiesta, aunque un poco a su estilo de alma libre, la presidenta de la Diputación, Luisa Pastor, con gorro y abanico de los nuevos reyes. Al terminar la mascletà, las huestes del PP pasaron a un racó anexo para compartir una «picaeta». Allí esperaban, entre otros, el alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, o el diputado de Turismo, Joaquín Albaladejo.

Al margen del omnipresente edil de UPyD, Fernando Llopis, la izquierda, con los primeros acordes de la fiesta, también se desperezó. En la «traca» se dejó ver, por ejemplo, el edil de EU Daniel Simón junto a la diputada autonómica Esther López Barceló, a la que en el callejeo posterior se le unió el otro concejal, Miguel Ángel Pavón. También apareció de ruta por los racós el «jefe» de Compromís en Alicante, Natxo Bellido, que venía de una noche larga de quedada lúdica con simpatizantes para conocer los entresijos de la plantà del monumento especial de La Ceràmica. Vieron también la mascletà en Luceros los ediles socialistas Manuel Marín, Elena Martín y Gabriel Moreno además del diputado Javier Macho. El líder del PSPV en Alicante, Gabriel Echávarri, con su número dos Sandra Martín y el portavoz Miguel Ull, prefirió recorrer racós. Hoy esperan a Ximo Puig. Es su día. Aunque todo es posible con los socialistas. Nunca se sabe.