El anuncio del presidente Alberto Fabra de que mañana viernes el pleno del Consell aprobará la declaración como actuación territorial estratégica del proyecto urbanístico para construir en el barrio de Rabasa un macrocentro comercial ligado a la multinacional Ikea, ha vuelto a abrir las caja de los truenos en el sector provincial del comercio. Diez mil empresas que dan empleo directo a 30.000 personas, que ven en la iniciativa de la multinacional una amenaza para el futuro. Se espera una avalancha de alegaciones porque, según denuncian los comerciantes, tras la «máscara» de Ikea se esconde un complejo gigante cuyo desarrollo afectará a todo el tejido empresarial. El objetivo de Consell y Ayuntamiento de Alicante es que las obras comiencen en un año.

El secretario general de la Federación de la Pequeña y Mediana Empresa de Alicante (Facpyme), Francisco Rovira, anunció ayer que la federación (10.000 empresas y 30.000 puestos de trabajo directos) presentará alegaciones contra la construcción del macrocentro comercial que prevé aprobar mañana el Consell, al advertir que va a suponer la ruina para el comercio alicantino, y no ya por los efectos para las tiendas de muebles, sino por el efecto que tendrá para todo el sector.

Rovira alertó de que el efecto será demoledor, porque «la propia Ikea no sólo es una multinacional del mueble, sino que ahora mismo su objetivo es gestionar patrimonio o, lo que es lo mismo, centros comerciales como sucede en el complejo que ha abierto en Oporto, cuyo negocio principal no son los muebles sino gestionar todo lo que crece a su alrededor». Rovira cuestionó, por otro lado, los datos oficiales sobre la creación de empleo de Ikea. «Primero se habló de 9.000 empleos y ahora el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra dice que 4.000 pero no sabemos a qué cifras se refiere, pues nos consta que, por ejemplo, el Ikea de Murcia tiene entre 275 y 350 trabajadores que llegan a los 400 en fechas punta. A alguien le han bailado dos ceros». Rovira apuntó, por otro lado, que existe mucha preocupación en subsectores concretos como la asociación del mueble (Acoma) y los gestores comerciales. «Ikea tendrá un efecto imán y será catastrófico para la l´Alacantí, pero también para los de las Marinas».

Domingo Martínez, presidente del Colectivo de Comerciantes de Alicante -3.200 empresas- consideró ayer, por su parte, «desproporcionado y exagerado» el proyecto de Ikea que verá la luz mañana viernes y que ha vuelto a poner en pie de guerra al comercio. Martínez anunció alegaciones y reclamó al Consell que «se piense bien lo que va a hacer, porque tampoco está tan claro el tema administrativamente, con las pegas de Fomento, los informes sobre la disponibilidad de agua o los recursos judiciales que todavía existen sobre el plan Rabasa. No estamos en contra de Ikea en sí, pero sí contra todo lo que lleva alrededor».

El proyecto de Ikea prevé que el centro se desarrolle sobre una superficie total de 2,3 millones de metros cuadrados. De ellos, 300.000 m2 destinados a la construcción de Ikea y el macrocentro comercial anexo, así como otros 120.000 m2 de zona terciaria y un área tecnológica de 140.000 m2 que posibilitaría la ampliación de la Universidad. También incluye las Lagunas de Rabasa y su restauración.

La oposición en el Ayuntamiento de Alicante rechaza la aprobación de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) para facilitar la llegada de Ikea porque se ubicará en la zona del plan Rabassa, que está siendo investigado por la Justicia, y por que implicará la creación del macrocentro comercial al que se oponen lo comerciantes.

El Consell, sin embargo, lo tiene claro. Según el presidente Alberto Fabra, el centro de la vecina Alfafar (Valencia), ha supuesto una inversión de 100 millones de euros, ha generado un impacto sobre la producción de 163,7 millones de euros y ha creado más de 1.700 empleos, 400 de ellos en el propio establecimiento.