Los ajustes en los servicios públicos y el endurecimiento de las condiciones para acceder a algunos de ellos en distintos países es un factor determinante para que un ciudadano europeo esté empadronado en un lugar u otro, tal y como recuerda Raquel Huete, profesora del Departamento de Sociología I de la Universidad de Alicante (UA). La docente explica que, de la misma forma que se observó cuando la actualización del padrón arrojó un considerable descenso de la población extranjera, ahora se evidencian las consecuencias de medidas como que el empadronamiento en España ya no baste para recibir atención sanitaria, o que también se hayan endurecido los requisitos para disfrutar de otros servicios en el Reino Unido. Ante esa tesitura, señala, muchas personas prefieren darse de baja del padrón aquí y «demostrar que están en su país», aun en el caso de que en realidad pasen largas temporadas en España.
Huete también hace hincapié en que «el INE está regularizando más el padrón», de forma que se hace un seguimiento más exhaustivo para determinar si una persona reside realmente en un lugar. Ésa es la finalidad de que los ciudadanos extranjeros tengan que renovar su inscripción, y, si no lo hacen, se les dé de baja. Con todo, también recalca que «se sigue notando la crisis», en tanto que son muchos los españoles que emigran y, además, «los que se están yendo son jóvenes» en busca de trabajo.
