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Expulsados del sistema educativo

El duelo de los docentes interinos

De duelo. Así se sienten los profesores interinos expulsados hace un año del sistema educativo por los recortes y el nuevo acceso que valora más la oposición que la experiencia. Lamentan el perjuicio al alumnado porque se saben más competentes que hace una década

Interinos docentes hacen balance de la situación a la que les ha abocado el cambio de las reglas del juego. Rafa Arjones

­«Yo lo vivo como un duelo. Estoy mal. Entender que no vamos a trabajar con nuestros alumnos porque la Conselleria de Educación ha cambiado las reglas del juego a media partida es muy duro. Si es que te dijeran que te echan por ser mal maestro...». La desazón de Jesús Grau, maestro de Infantil y Primaria con la habilitación de Valenciano, la comparten por igual el resto de los interinos que han hecho el esfuerzo de compartir con INFORMACIÓN su situación al cabo de casi un año en el paro.

«He trabajado en las tres provincias desde 2006 sin parar, del orden de tres centros distintos por curso, menos el último que tenía vacante en Alicante, pero ese es el valor añadido también del interino». El mes pasado se le acabó el paro «y a partir de ahí no tengo derecho a nada».

«Es muy importante que los niños tengan maestros que disfrutan con lo que hacen porque educamos a la sociedad del futuro. Es un trabajo muy bonito pero desde Educación lo quieren estropear», lamenta Lucía Martínez.

Maestra de Infantil, a sus 29 años se ve sin expectativas como no apruebe una oposición, así que ha dejado de leer y de investigar nuevas tecnologías educativas «por ser mejor docente cada día», para pasar a hincar codos de modo desesperado. «No considero que un examen de oposición tenga que ser lo definitivo para enseñar a los alumnos», advierte.

El acuerdo que forzó Educación y firmaron todos los sindicatos menos el STEPV hace ahora casi un año, cambió el orden de las bolsas de trabajo, lo que, sumado a los recortes de plantilla fruto del Plan Nacional de racionalización y al aumento de alumnos por aula, arroja un balance negativo de más de 5.000 profesores en datos aportados por la propia Sindicatura de Cuentas, el 35% de los cuales corresponden a la provincia de Alicante, 1.800. La federación de enseñanza FETE-UGT calcula que hasta 2015 se habrán perdido hasta 10.000 docentes.

«Con 22 niños por clase en Infantil todavía podías llegar a trabajar con ellos, teniendo en cuenta que ninguno habla español», puntualiza Lucía sobre el colegio Ciudad de Oviedo de Torrevieja, uno de los que Educación quiere cerrar. «La diversidad enriquece muchísimo a los alumnos, pero con recursos. Las nuevas ratios no lo permiten y la calidad se va a resentir de inmediato. Nunca acabé un curso con quejas ni de padres ni del director, sino todo lo contrario, y lo que más lamento es que muchos de esos alumnos quedarán en el olvido».

María José Latorre, en el otro extremo en cuestión de edad, ya no se ve capaz con 55 años de sacar una oposición, aunque en su día la sacó y por centésimas no obtuvo plaza: 7,21 cuando el corte se quedó en 7,28. «Fue en 2008, me sobraron 3 puntos por experiencia acumulada y ahora no sirve para nada después de 17 años de trabajo ininterrumpido. Estoy desmoralizada por completo, ¿qué hago ahora?, todo son trabas a mi edad, ¿a qué me dedico?, no me veo preparando el examen para 2015 y me han dejado con un pie dentro y otro fuera». Explica que se desenvuelve como pez en el agua con los niños, tan motivada c0mo cuando empezó el año 96, pero el tribunal opositor le supera.

Cambios

José Orozco también tiene una edad. Acabó Magisterio con 21 años y ha estado al pie del cañón en las aulas los últimos nueve, desde que le llamaron de la propia conselleria, que echó mano de la bolsa porque entonces necesitaba docentes. «Iba y venía de Valencia a diario los primeros años, y después sustituciones por toda la provincia, nunca rechacé ningún puesto y siempre lo valoré como positivo, porque los cambios rejuvenecen».

Ahora resulta irónico porque, tal y como lo valora, «me siento más competente ahora en las aulas que hace diez años y la conselleria nunca me obligó a examinarme, aunque he estudiado por mi cuenta y aprobé el valenciano y me habilité como psicopedagogo terapeuta». Psicología, Psicopedagogía, maestro de Matemáticas..., es su bagaje «pero mi mayor preparación es mi experiencia porque la condición de interino lleva intrínseco que te manden a los cursos más difíciles, aunque no lo veo negativo porque nos ha hecho crecer y aprender más cosas. Mi capacidad de ser docente, mi mejor patrimonio, es mi experiencia y de repente, con una ley absurda y desleal deciden que o haces un examen o no vales como maestro».

A sus 52 años José no advierte perspectivas laborales para él: «No me van a llamar. Tengo que buscarme la vida por otro lado», advierte con desesperanza pese a considerarse «optimista y vitalista». De hecho, y por esta condición que destaca, no pensó que le iba a afectar tanto verse expulsado del sistema educativo, «pero me pasé los dos primeros meses sin poder creérmelo, mal. Después de nueve años de experiencia y con mi edad, te hacen ver las cosas de modo más negativo».

Anabel García, miembro de la Coordinadora de Interinos, añade que el reciente arreglo escolar se está viviendo igualmente entre los interinos «como un drama porque supone la supresión de plazas denostando a la pública».

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