­Más de 25 profesionales de distintas ramas de la ciencia que aparentemente no tienen nada que ver entre sí integran el grupo de Neuroingeniería Biomédica (NBIO) de la Universidad Miguel Hernández. En aunar una gran variedad de disciplinas se encuentra la principal virtud de este equipo, que de este modo consigue afrontar los problemas médicos desde una completa perspectiva para, seguidamente, aportar lo mejor de cada rama para tratar de solventarlos.

Liderado por el médico y profesor Eduardo Fernández, este grupo investiga sistemas robotizados y de ingeniería que sirvan de apoyo a los humanos. Por ejemplo, han gestado un robot laparoscópico en miniatura; han creado un microimplante craneal que permite a determinados ciegos ver con limitaciones; y han desarrollado una terapia para personas con el síndrome de la mano ajena o alien, aquellas que no pueden controlar una de sus extremidades.

Ése es el presente. Y en cuanto al futuro, se presenta con una intensa carga de trabajo ya que muchos de sus estudios tienen que ver con las personas mayores puesto que cada vez vivimos más y cada vez es posible hacerlo con mejor calidad de vida. Y precisamente ante distintas cuestiones asociadas al envejecimiento, el NBIO está planteando soluciones. Pero soluciones relativamente inmediatas y pegadas al ciudadano.

«Los dispositivos y sistemas en los que estamos trabajando están pensados para personas con problemas motóricos y sensoriales. Y queremos que estén a disposición de los ciudadanos lo antes posible, de ahí que hayamos creado una empresa, una spin-off, para ayudar a comercializar los inventos y que lleguen a la gente», subraya el profesor Fernández.

Asimismo desde el NBIO están convencidos de que «vamos hacia la medicina personalizada. Que no sea el paciente el que se adapte al equipo que le atiende, sino éste al enfermo».

El camino de futuro que se les abre es por tanto muy atractivo y enjundioso. Así por ejemplo, los investigadores ven muy factible que se creen protocolos para rehabilitación precoz en daño cerebral incluso desde el mismo día o semana en que se ha producido el episodio, algo que hoy en día es inviable, y en lo que quiere el NBIO estar en primera línea.

«Queremos que Alicante sea un punto de referencia y prestigio en el campo de la neuro-rehabilitación», apunta Eduardo Fernández, quien se muestra convencido de que el grupo va a crecer tanto en personal como en infraestructuras en los próximos años.

«Nos sentimos afortunados, por el apoyo de la Universidad de Elche, por el apoyo de la Comunidad y también por pertenecer al CIBER-BBN» (Centro de Investigación Biomédica en Red en Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina, que reúne a algunos de los principales grupos de investigación españoles en estas áreas), indica el coordinador del grupo, quien se muestra muy esperanzado de los apasionantes retos que les aguardan.