Tras medio siglo de vida dedicado a la universidad español, el catedrático Antonio Gil Olcina (Lorca, 1942) apura sus últimos años como docente e investigador. Superado el momento de la jubilación forzosa, el rector honorario de la UA continúa como catedrático emérito, lo que le permite mantener un contacto muy cercano con las nuevas generaciones. Esa relación aumenta si cabe la preocupación de Gil Olcina por el futuro de los jóvenes. «Yo tengo los años suficientes para no tardar mucho tiempo en marcharme de la universidad. Ahora pienso en los que tienen que venir, porque lo tienen muy difícil», asegura Gil Olcina, quien acude cada mañana a su despacho en el Instituto Interuniversitario de Geografía, que durante años dirigió.

El experto en clima no oculta su preocupación por las nuevas generaciones, que deben tomar el relevo a los que, como él, ya están a punto de abandonar la universidad. «Vpy a seguir involucrado en proyectos de investigación de temas queridos, como el clima y la geografía. Pero considero un drama que los jóvenes no puedan investigar en España. Me preocupa mucho su futuro, como a cualquier persona que tenga un mínimo de sensibilidad. Son personas extremadamente valiosas. Es un drama para los jóvenes que se van y también para el país, que pierde mucho talento y la inversión realizada en la educación de estas personas», añade Gil Olcina.

En relación a la Universidad de Alicante, el catedrático recuerda su puesta en marcha, allá por la década de los setenta. «Tuvimos muchos problemas, pero me alegra que ahora sea el referente de la provincia de Alicante. De los centros que han nacido, fue el que tenía mayor justificación. Ahora, sin embargo, no es ajena a los problemas, como el resto de universidades españolas. No es ninguna excepción», añade el catedrático, convencido, por otro lado, de que el «problema del agua» en la provincia se solucionará si existe «un mínimo de solidaridad» de las partes.

Gil Olcina, que en tres años se verá obligado a abandonar la docencia, subraya que «nunca» dejará del todo la universidad. «Siempre estaré vinculado a la UA. Entre otros motivos, porque como rector honorario tengo obligaciones con las que cumpliré, siempre que pueda, muy gustosamente», añade el catedrático, que pilotó la fundación de la Universidad de Alicante en la segunda mitad de los años setenta, con la transformación de la antigua base aérea de Rabasa en lo que hoy presume de ser uno de los campus mejor diseñados de toda España. Cumplidos los setenta años, aún se siente con fuerzas de seguir trabajando.