­El abandono que sufre el Barranco de las Ovejas desde que la empresa parara las obras y retirara todo el material a finales de 2013 ha acelerado la degradación del cauce, que se ha convertido en un foco de infecciones al haberse podrido el agua estancada cerca de la desembocadura, junto a un colegio y a cientos de viviendas de las urbanizaciones de San Gabriel. El cauce está bloqueado debido a que la empresa que ejecutaba los trabajos de dragado no terminó de enterrar la tubería que recoge las aguas fecales para llevarlas a la depuradora de Rincón de León, y la canalización ha terminado por contribuir a formar una barrera que impide, tanto la entrada de agua del mar como el desagüe del agua que circula por el barranco. Conclusión: se ha formado una gran balsa de caudal putrefacto debajo del puente que comunica el barrio con el colegio San Gabriel, lo que ha generado un gran malestar en el barrio. Para colmo, los vecinos contemplan como la nueva pasarela que se colocó en verano, y que sigue sin anclajes ni luz, se ha convertido en un peligro añadido. Aunque está prohibido el paso, muchos adolescentes cruzan por la pasarela con riesgo de caer al barranco.

La Conselleria de Agricultura sostiene que no puede reanudar las obras para acondicionar el tramo final del Barranco de las Ovejas (cauce urbano) hasta disponer de financiación, lo que ha dejado sin fecha el final de la adecuación de una infraestructura clave para evitar riadas en San Gabriel, y que hoy representa un peligro debido a que todo está abandonado desde hace diciembre de 2013, cuando la empresa adjudicataria (Vías-Tarancón) retiró sus últimas máquinas y abandonó la zona harta de las promesas económicas incumplidas del Consell.

La desembocadura se ha convertido, por otro lado, en una zona con gran riesgo de inundación en caso de que se produzca una riada en el cauce, ya que se ha formado un talud de tierra a modo de pared que impide, tanto el desagüe de caudales como el que entre agua de mar en caso de temporal.

Los vecinos están ya desesperados porque el agua se embalsa y ni el Consell, ni el Ayuntamiento le dan ya explicación alguna. Por la zona proliferan los mosquitos, sobre todo en días de calor, y tampoco se puede utilizar la pasarela peatonal que se colocó el pasado verano, algo que mantiene partido en dos el barrio de San Gabriel.