«Los rusos están encantados en Alicante y ahora que el Corte Inglés abre todos los domingos todavía más, ya que en Moscú es imposible ver abierta una gran superficie un día festivo». Las palabras de Ana, una joven empresaria rusa que asesora en la compra de viviendas a los compatriotas que eligen la Costa Blanca para disfrutar de periodos de descanso e, incluso, fijar su segunda residencia, presentan el escenario en el que se ha convertido, sobre todo los fines de semana, una de las principales calles comerciales de la capital de provincia, la avenida de Maisonnave, donde hay momentos del día en que casi se escucha más el ruso que el español. La dirección del centro comercial ha incorporado a su megafonía interna los mensajes en ruso y hace ya dos años que comenzó a contratar personal nativo o bilingüe en ruso, tanto en la tienda general como en las firmas más selectas de moda, que son las que buscan estos clientes, y que suman ya más de 30 empleados.

«El turista ruso es algo desconfiado. Aunque se defiende en inglés o por señas, cuando escucha su idioma se relaja y compra con más libertad y tranquilidad, compra más. Por este motivo hemos preparado la tienda con una dotación de personal que habla ruso suficiente para que se sientan en una ambiente de confianza», explicó el director de El Corte Inglés de Alicante, José Antonio Maseda.

Al turista ruso se le cuida mucho en este centro comercial puesto que es el colectivo de turistas que más compra en la tienda de Alicante, y con diferencia, por delante de chinos, mexicanos, brasileños, venezolanos y centroeuropeos, con más del 20% de las ventas totales a clientes extranjeros, en contraposición, por ejemplo, a las tiendas de Madrid, donde el chino es el extranjero que más compra. De ahí que en el supermercado de El Corte Inglés haya un rincón con productos rusos que llegan a Alicante a través de importadores, desde refrigerados a embutidos, dulces y conservas, «que se venden muy bien».

«Hay muchos rusos residentes en Altea, Torrevieja, Alfaz del Pi o Calpe, porque cada vez están adquiriendo más viviendas en la provincia, y atraen a compatriotas que vienen dos o tres días a visitarles. Al ruso le encanta comprar, y sobre todo lujo y marcas. Como consecuencia de la inestabilidad económica en su país, las marcas de lujo son tremendamente caras allí. Los precios en Rusia son cuatro y cinco veces más elevados, y ellos son compradores compulsivos, que compran por encargo y para hacer negocio», asegura Maseda. En esta tienda son, de hecho, asiduos a la lujosa joyería Carrera y Carrera, de las que más factura gracias al turismo ruso que también busca piezas en Bulgari, y prendas exclusivas en boutiques de lujo y marcas de prestigio internacional como Ermenegildo Zegna, Max Mara o Escada, e incluso Loewe, firma española que forma parte del holding francés Louis Vuitton, pero muy conocida a nivel internacional. Porque las operaciones económicas que hacen estos clientes son muy importantes, de varios miles de euros un solo cliente. Así, Maseda relató el caso de compradores que por un par de joyas han pagado 20.000 euros e incluso 30.000 euros sobre la marcha en piezas exclusivas casi siempre con oro y piedras, muy barrocas y ostentosas, piezas que para el público español serían exageradas, pero que a los rusos les encantan porque dan muestra de su status.

Estas facturaciones con clientes de Rusia tampoco asombran ya en esta tienda, para la que es habitual hacer operaciones de entre 1.000 y 3.000 euros en las firmas de alta costura. «Igual se llevan un par de trajes, varias camisas y pantalones, y se gastan 3.000 euros». En general, todo Maisonnave se beneficia de este turismo, y tiendas como Mango se sitúan entre sus favoritas con cada vez más ventas a estos ciudadanos llegados del Este.

Fines de semana

Las dos compañías aéreas que conectan este invierno el aeropuerto provincial con Moscú, Vueling y Siberia Airlines, han concentrado su programación los fines de semana ¿Casualidad? De momento, 128.368 rusos llegaron a la provincia por El Altet en 2013, un 35% más que en 2012. Pasajeros ávidos de compras y con un nivel de gasto mucho más alto que el turista extranjero convencional. El caso es que la concentración de compradores rusos se produce, sobre todo, los fines de semana y, aunque no de manera organizada, muchos rusos se preparan viajes a Alicante coincidiendo su estancia con los sábados y domingos o, incluso, con las rebajas. «Moscú es una ciudad carísima y nos sale mucho mejor venir a Alicante, con veinte grados más y, encima, los precios tres veces más baratos. Una camisa o blusa que en una tienda de moda de Moscú (Mango) puede costar 350 euros, en la misma franquicia de Alicante la encuentras por 100 euros», destaca Hana, una joven ucraniana residente en Moscú que, no obstante, viaja a menudo a la Costa Blanca por motivos de trabajo y conoce en directo cómo se mueven los rusos. Sin embargo, desde El Corte Inglés indicaron que los rusos no sólo van a comprar los domingos, también cada vez más entre semana, y es que más del 20% de la facturación de este centro comercial este último año fue a extranjeros, lo que ha supuesto un crecimiento del 21% con respecto al ejercicio anterior. Porque la Costa Blanca se ha convertido en la zona europea por excelencia para el descanso de los turistas nórdicos y rusos, con porcentajes de crecimiento impensables hace unos años y con plusvalías económicas que, además, se reparten por todos los subsectores turísticos, desde el hotel a la segunda residencia pasando, por supuesto, por el comercio. Las costumbres de los rusos que visitan la provincia no difieren en mucho de las de los españoles, aunque con mayor poder adquisitivo. Existen dos grupos diferenciados. Los rusos con vivienda propia o que alquilan, que reclaman, sobre todo, tranquilidad, y buena comida, escogiendo productos que, en Moscú, o son carísimos, o no tienen la calidad de los alicantinos, como son la fruta, las hortalizas, el pescado y la moda.

El otro perfil del visitante es el convencional, el turista que llega entre abril y octubre; familias con niños que encuentran en las playas y la gastronomía la fórmula mágica para afrontar el duro invierno ruso. «Son como los españoles. Quieren que sus hijos se pongan fuertes con el sol, los baños en el mar, comiendo pescado y fruta en un entorno seguro y módico en precios, puesto que en Rusia también hay clase media. No todos son ricos», subraya Valeria.

Petróleo

Rusia cuenta con un PIB de 1.540 billones de dólares, una inflación del 6,5% y una tasa de desempleo del 6,1%. Su situación económica es estable gracias a un petróleo que cotiza por encima de los 100 dólares/barril. Según las estimaciones de las autoridades económicas rusas, este país se situará en 2020 como una de las 4 mayores potencias económicas mundiales. Ahora mismo es el segundo país emisor con mayor gasto medio por viaje y desde 2010 ha triplicado su gasto total. La provincia es el cuarto destino más visitado por los rusos en España, con una cuota del 6,8%. Actualmente, el número de turistas rusos que visitan España está cifrado en un millón, con un segmento muy identificado de familias y con un alojamiento preferiblemente hotelero, en el 85% de los casos.

Un nuevo perfil

Los turistas rusos también empiezan a dejarse ver por las tiendas del pequeño comercio alicantino. «Entran en las joyerías buscando piezas de oro y brillantes caras, y en las tiendas de confección piden prendas italiana de alto nivel. Lo que más les puede gustar de mi establecimiento es una prenda de Fred Perry (el jugador de tenis), que es lo más caro que tengo, pero las marcas españolas no les llenan tanto», explicó Vicente Armengol, presidente del Colectivo de Comerciantes por Alicante y propietario de La Filant la Tardor, en la calle Bailén. «Les satisfacen las marcas de primer orden y mucho glamour para presentarse así ante su sociedad y demostrar que tienen un alto poder adquisitivo. Son bienvenidos pero por ahora son mejores clientes los centroeuropeos, que no se dejan nublar por la marca, y buscan precio-calidad».