«La empatía implica que me pongo en tu lugar», «con la mediación aprendo a ser compañero, aprendo comprensión, amor, solidaridad, amistad»... en dos palabras: buena convivencia.
Carteles y dibujos artísticos reflejaron ayer por los pasillos del Instituto Virgen del Remedio lo que significa para el millar de alumnos matriculados la mediación que practica el centro «a cuatro bandas», como explica la directora, Sofía Morales: escolar, socio-educativa, intercultural y gitana.
«Tratamos de que nuestro centro sea el mejor entorno para ellos, un recinto seguro en el que puedan aislarse de los problemas del exterior y en el que consigan la mejor formación para su futuro. Esto pasa por un buen clima de convivencia, la implicación de las familias y la eliminación de las barreras que pueden surgir entre las diferentes culturas». Es la reflexión de la responsable de un centro en el que uno de cada tres estudiantes son inmigrantes.
La coordinadora de mediación, Rosa Ana Llamas, añade por su parte que el profesorado aprovecha cualquier oportunidad para incluir habilidades sociales entre el alumnado. «En la adolescencia se junta el proceso de desarrollo con que están ensimismados y van a lo suyo, les cuesta ponerse en lugar del otro y es muy importante crea un ambiente que prevenga los conflictos, que les ayude a acercarse y a conocerse». El centro realiza actividades de grupo para que «aprendan a interiorizar las emociones porque en la enseñanza se trabaja mucho lo racional y poco lo emocional».
En los últimos años se han incorporado medio centenar de alumnos gitanos gracias a la labor del programa de absentismo. El profesorado les ha tenido que enseñar a leer y escribir en la ESO.
