El robo de cable se ha convertido en una práctica habitual hasta el punto de que el pasado año el Ayuntamiento tuvo que gastar 200.000 euros en reponer el cableado sustraído de diferentes instalaciones públicas, una cifra nada desdeñable máxime ante la precaria situación económica del consistorio alicantino. «Es una pena porque con ese dinero podríamos atender otras muchas cosas, por ejemplo aplicar nuevas tecnologías para abaratar costes», tal como indicaba ayer a este respecto el concejal de Atención Urbana, Andrés Llorens, para añadir que «los ladrones buscan el cobre de los cables de la luz pero el beneficio que puedan sacar de estos robos es mucho menor que el perjuicio que nos supone al Ayuntamiento y que nos desequilibra el presupuesto de la concejalía».
Las últimas dependencias «víctimas» de los robos de cable han sido las pistas de skape del monte Tossal que se encuentran sin luz tras la sustracción de alrededor de 300 metros de cable de sus farolas. Los jóvenes que habitualmente utilizan las pistas por la tarde se están encontrando estos días con la imposibilidad de utilizarlas dado que las dependencias se quedan a oscuras en cuanto anochece al no funcionar ninguna farola. Reponer el cableado robado en esta zona cuesta a la concejalía más de 8.000 euros, tal como señaló ayer Andrés Llorens quien añadió que se prevé repararlas en breve para que las pistas puedan volver a utilizarse con normalidad.
Los robos de cable se han incrementado en los últimos años y están provocando apagones, inutilización de instalaciones públicas e incluso han afectado a los transportes en la provincia.
