¿Cómo nació su fascinación por el belenismo?
Soy miembro de la Asociación de Belenistas desde que se fundó en 1959. Me fui a Madrid a estudiar y cuando volví la actividad había desaparecido. Solo quedaba un belén en la calle que lo hacía un socio y que nunca ha dejado de montarse, el actual belén de la Montañeta. Escribí una carta a los medios de comunicación que tuvo mucha repercusión denunciando la desaparición del belenismo y a raíz de esto llegó el renacimiento y la refundación de la asociación.
¿Por qué se marcha?
Después de 13 años como secretario y 20 como presidente he considerado que debo irme aunque tengo muchas ideas e ilusión porque el belenismo nunca se acaba. Forma parte de mi vida y desde que tengo uso de razón soy belenista. Pero he pensado en que es hora del relevo y en la asamblea del 28 de marzo no me presentaré, porque prefiero que otro presidente desarrolle sus ideas.
¿Qué deja en el tintero?
La ampliación del Museo de Belenes. En su día conseguí el actual local pero se ha quedado muy pequeño para las 25.000 personas de todos los países, de los lugares más insospechados, que visitan el museo, como se refleja en el libro de firmas, lugares desconocidos que a mí mismo me sorprenden. Aunque he tenido en las manos distintos proyectos para reubicar los fondos belenistas en otros sitios muchos más grandes, que incluso triplicaban el espacio actual, no se ha podido culminar por circunstancias que entiendo.
¿Cuáles han sido los motivos?
No ha sido por voluntad de no hacerlo por parte de las autoridades sino por motivos económicos que no lo permiten. Pero eso me queda en el ánimo porque siendo el de Alicante el primer museo permanente de belenes que hubo en España se ha quedado pequeño con respecto a otros abiertos después en otras ciudades como Jerez, de mayor envergadura, en edificios enormes, como unas antiguas bodegas. Ellos siguieron el ejemplo de Alicante en algo de lo que hemos sido pioneros.
¿Que más deja en el camino?
En 2019 se cumplirá el 60 aniversario de la asociación, 25 desde que se celebró en Alicante el congreso nacional belenista y 15 del encuentro nacional del cincuentenario. Aunque en Alicante se han celebrado tres congresos nacionales, me habría gustado acoger el del 60 aniversario pero la junta directiva no se ha atrevido. Si hubieran dicho que sí habría continuado en la presidencia pero los belenistas dicen que ahora es difícil encontrar patrocinadores. Sin respaldo de la junta de gobierno no podía solicitarlo.
¿Cómo está el belenismo?
Atraviesa un momento de auge increíble. En el foro de internet de belenismo entran miles de personas, cada vez más jóvenes, figurinistas que son verdaderos artistas. Paso a la reserva con la alegría de que la asociación de belenistas de Alicante tiene un prestigio no solo nacional, también internacional. Hace poco me llamó una norteamericana que dirige una revista belenista pidiéndome un artículo sobre los belenes en España, de cómo se trabajan, con fotografías para dar a conocer allí lo que hacemos. Hablé del panorama nacional, y al final de la asociación de Alicante y del Museo de Belenes.
¿Y lo mejor de estos años?
El prestigio de la asociación. Cuando inicié mi andadura era poco conocida en el ambiente alicantino ya que había sido obra social de la Caja de Ahorros Provincial y no había tenido necesidades económicas. Cuando se produjo la fusión con la CAM, nos quedamos sin ese paraguas y la situación de la asociación era crítica. Estábamos abocados a la desaparición, no teníamos sede en propiedad y tuvimos que luchar al máximo para recibir ayudas y colaboraciones. La CAM siguió ayudando, llamamos al Ayuntamiento y la Diputación, y logramos el taller en propiedad y el reconocimiento de las instituciones. Nos volcamos y conseguimos que nuestras exposiciones, con unos fondos de más de 5.000 figuras sin contar los dioramas, fueran muy visitadas, y el premio Importante de INFORMACIÓN, socio de honor nuestro, al que estoy muy agradecido por el cariño hacia nuestra labor.
