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Por 2 millones de euros

El dueño del Nou Manolín y un socio compran la Casa Alberola

Los nuevos dueños de la esquina Ramón y Cajal-Canalejas del emblemático edificio descartan dedicarlo a negocios propios y confían en alquilarlo o revenderlo. El precio que se pedía en inmobiliaria era de 7 millones y ha sido vendido por una entidad bancaria catalana

La Casa Alberola vuelve a manos alicantinas después de que el propietario del Nou Manolín, Vicente Castelló, haya adquirido, junto con el gestor Pedro Vilanova, la esquina de este edificio de finales del siglo XIX ubicado frente a la plaza de Canalejas por 2.070.000 euros. El inmueble, que fue acabado de restaurar en 2011 por el grupo valenciano Nau con la vista puesta en alquilarlo para oficinas, tiene una superficie bruta alquilable (SBA) de 2.217 m² y está dividido en 5 plantas rematadas por un emblemático torreón con lucernario y cúpula de cerámica vidriada.

La compra se ha llevado a cabo como oportunidad de inversión, ya que los nuevos propietarios no tienen previsto abrir ningún negocio propio en este inmueble, sino que su propósito es alquilarlo o venderlo. Hay que tener en cuenta que desde agosto de 2012 y hasta ayer mismo esta construcción incluida en el catálogo de edificios protegidos y ubicada en plena fachada marítima, con entrada por la calle Canalejas y avenida Doctor Ramón y Cajal, se hallaba anunciada a la venta en una inmobiliaria con sede social en Barcelona por 7.000.000 de euros, es decir, a 3.157€/m2 alquilable, pero la entidad financiera catalana que se lo quedó de manos del grupo Nau se ha desprendido finalmente del mismo por el precio antes mencionado de 2.070.000, es decir, 934€/m2 alquilable.

Un repaso a viviendas en venta en la zona arroja un precio medio por metro cuadrado de unos 1.800 euros; un local comercial cercano en la Explanada, con una superficie construida de 647,16 m2 en planta baja y sótano, se ofrecía ayer por 2.400.000€, a razón de 3.091€ el metro cuadrado.

La Casa Alberola, símbolo de los desmanes del desarrollismo de los años 60 del siglo pasado al ser demolida su parte central para levantar un bloque de viviendas totalmente ajeno al conjunto ideado por el arquitecto José Guardiola Picó en 1894, fue acabada de rehabilitar en agosto de 2011 tras unos trabajos que se prolongaron a lo largo de cinco años, periodo en el que su armoniosa fachada permaneció recubierta con una malla y andamios.

La restauración se centró en la parte del edificio ahora adquirido por Castelló y Vilanova, el que forma esquina con las calles Ramón y Cajal y Canalejas. El mal estado del inmueble y los desprendimientos de algunos elementos externos obligaron a colocar una red protectora en 2007, cuando el Ayuntamiento de Alicante obligó a los propietarios, bajo amenaza de multa, a restaurar el inmueble. Los dueños encargaron los trabajos, pero los trámites se alargaron hasta 2010, cuando se obtuvo la licencia municipal para la rehabilitación, que fue realizada por la arquitecta Beatriz Martín.

Estructura reforzada

En primer lugar, se procedió a derribar los tabiques del interior y las partes del forjado que, por su deterioro, era imposible recuperar. Posteriormente, los trabajos se centraron en reforzar la estructura del inmueble y en la rehabilitación de la fachada y la cubierta.

La tarea más laboriosa fue la restauración de la cúpula de escamas de cerámica vidriada que corona el torreón cilíndrico de la esquina del edificio. En cuanto a la fachada, el principal trabajo consistió en la limpieza de la piedra original, lo que le devolvió claridad y luminosidad al exterior del edificio.

Una vez reforzada la estructura y culminada la restauración de la envoltura del edificio y de los elementos que corrían algún riesgo, quedó pendiente la redistribución del interior para que el edificio, que anteriormente albergaba viviendas, pudiera destinarse a oficinas.

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