La falta de ofertas serias para la compra del edificio del hotel Sidi San Juan -hoy finaliza el plazo y no se ha presentado ninguna propuesta que convenza a los bancos acreedores- ha dejado sin efecto el ultimátum lanzado por el administrador concursal que gestiona el concurso de acreedores en el que entró la sociedad Sidi España en el verano de 2012, y aboca al antiguo hotel a la subasta pública. Curiosamente, el tema ha derivado en una situación nueva e increíble hasta hace unos meses, y es que, antes de que se declare oficialmente la liquidación de la empresa propietaria del inmueble, ha quebrado uno de los bancos acreedores, el Banco de Valencia.

Hasta los representantes jurídicos de la sociedad han llegado muchas ofertas pero hasta el momento, no se ha concretado ninguna. Es posible que hoy, a última hora, llegue alguna oferta en firme pero tanto el BBVA como La Caixa tienen la última palabra ya que con un euro más que oferten, el edificio pasará a ser legalmente suyo.

Si hoy no se presenta nadie, el juez tendrá que proceder a la subasta del mismo y a volver a empezar, con lo cual no se podrá cerrar el concurso. Mientras, el hotel lleva ya casi tres años cerrado y el deterioro es evidente, hasta el punto de que los futuros propietarios tendrán que realizar un esfuerzo económico extra de varios millones de euros para ponerlo en marcha. Hasta ahora, y a falta de que hoy pueda llegar hasta Madrid alguna propuesta en firme, son muchos grupos lo que han contactado con el bufete de abogados que lleva el asunto, tanto cadenas hoteleras de la Costa Blanca como inversores rusos pero sin concretar «porque en este tipo de operaciones nadie quiere mostrar sus cartas», subrayó ayer un portavoz autorizado de los propietarios.

El administrador concursal que gestiona desde el verano de 2012 el concurso de acreedores en el que entró la sociedad Sidi España, copropietaria del edificio del antiguo Sidi San Juan junto al BBVA y La Caixa -la entidad catalana se hizo con su parte tras absorber el Banco de Valencia- dio hace un mes un golpe encima de la mesa de la negociación, imponiendo treinta días de plazo para que se resolviera la situación. El administrador trataba de desbloquear una situación que se eterniza en el tiempo y que ha contribuido, además, a que el antiguo hotel de 5 estrellas acelere su proceso de degradación frente al mar debido a la falta de mantenimiento. El establecimiento lleva cerrado desde enero de 2011 y los problemas de la plantilla se liquidaron tras la disolución de Sidi Hoteles, empresa a la que pertenecían los trabajadores. Ahora sólo queda vender el edificio para cerrar uno de los capítulos más tristes de la historia turística de Alicante. El edificio se deteriora a gran velocidad, hasta el punto de que fuentes del sector calcularon ayer que por cada año cerrado el inmueble pierde un 40% de su valor. El último precio «oficial» que llegó a circular fue de 18 millones de euros.